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¿Quién amenaza a la democracia?

J. Grance Vázquez

En Chile, Salvador Allende obtuvo el 36.2% de los votos populares en las elecciones generales de 1970 y, por tanto, la elección del presidente de la República debió ser delegada en el Congreso, pues ningún candidato había obtenido la mayoría absoluta.

El programa de la Unidad Popular, alianza política integrada por el Partido Socialista de Allende, el Partido Comunista, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, el Movimiento de Acción Popular Unido y la Vanguardia Organizada del Pueblo y un sector del tradicional Partido Radical, proponía claramente a los chilenos el reemplazo de la "legalidad burguesa", esto es la democracia representativa, por la "democracia popular", esto es, como todo el mundo sabe, la dictadura del proletariado.

El programa de la Unidad Popular proponía esta transformación en el marco de la "legalidad burguesa" y a ese especial mecanismo para establecer la dictadura del proletariado se denominó "vía chilena al socialismo" para diferenciarla de otras basadas en la conquista revolucionaria del poder.

En la elección chilena de 1970, pues, sí existía claramente una fuerza política que proponía la supresión de la democracia y que, consecuentemente, era una amenaza para la democracia.

Ninguna de las fuerzas mayoritarias en la interna colorada del 7 de setiembre ha planteado, propuesto o insinuado, ni aun remotamente, nada semejante, parecido o referenciado al propósito de reemplazar la democracia como sistema de gobierno.

Allende fue elegido presidente constitucional de Chile por el Congreso con el apoyo de su coalición, la Unidad Popular, y de la Democracia Cristiana, previa firma de un acuerdo de garantías exigido por esta última mediante el cual Allende se comprometía a una reforma constitucional que preservase para los chilenos las libertades de expresión, educación y religión una vez terminada la "transición" al socialismo.

Allende, tal como lo determinaba su programa, actuó lo más posible dentro de la "legalidad burguesa" pero hizo lo más que pudo para reemplazarla, como el mismo Allende lo explicó claramente en las "Entretiens avec Allende" (Entrevistas con Allende) realizadas por Régis Debray en 1971.

Un detalle riguroso de cómo se hizo esto lo dió Eduardo Frei padre, presidente de Chile de 1964 a 1970, líder de la Democracia Cristiana y
padre del actual presidente chileno, en un informe elevado a la Internacional Demócrata Cristiana el 8 de noviembre de 1973.

En síntesis, la amenaza a la democracia no reside en la personalidad o el pasado de ciertos dirigentes (de hecho Allende era un hombre muy fino y cortés, con veinticinco años de impecable trayectoria política) sino en el propósito manifiesto de la fuerza de la que es expresión.

Que Oviedo proponga la instauración de la pena de muerte mediante silla eléctrica o que Argaña haya sido presidente de la Corte Suprema de Justicia durante el gobierno del general Stroessner no son indicios suficientes para determinar la existencia de un propósito antidemocratico manifiesto.

Evidencias de propósitos antidemocraticos manifiestos son, en cambio, el fraude electoral y el uso del Estado para beneficio particular.

De esto es de lo que deberían hablar los que dicen temer por la democracia.