El
gobierno se encuentra viendo la posibilidad de impedir que se
promulgue una ley de bonos cupón cero de aceptación obligatoria a
su valor nominal por los bancos, para ayudar a las empresas
industriales a salir de su endeudamiento. El ministro de Industria y
Comercio dio las explicaciones del por qué de la posición del
gobierno, pero como no sabía de que se trataba, hizo lo de siempre:
versificó.
El
bono cupón cero es un instrumento que se compra a un valor inferior
a su valor nominal porque no se cobran intereses durante la
duración de su vigencia. Se rescatan a valor nominal cuando llega
el tiempo de su vencimiento. La diferencia con el bono normal es que
éste produce intereses hasta la fecha de su rescate. El gobierno
que emite los bonos siempre debe pagar, a la fecha de vencimiento,
el valor nominal del bono esto es lo que se denomina
rescate pero en el caso de los cupones comprados al valor
nominal paga intereses, porque el bono es un certificado de préstamo
del gobierno al crédito proporcionado por un particular, es decir,
un pagaré.
Pagar
deudas con bonos cupón cero no perjudica a nadie, salvo en el
plazo. Se trata de la extensión del plazo y nada más. Cuando una
empresa industria compra bonos cupón cero del gobierno, le
proporciona fondos frescos inmediatos. Con esos bonos, rescata su
deuda bancaria o de financieras o usureros. Los bonos son de
aceptación obligatoria a su valor nominal. El acreedor utiliza los
bonos para pagar impuestos o para esperar la fecha de rescate. Las
organizaciones financieras , que desde luego no cobran ni van a
cobrar nada dada la situación actual, tienen la certeza de cobrar
la deuda pasado el plazo establecido en los bonos.
La
primera propuesta de la Unión Industrial Paraguaya fue la de
utilización de bonos cupón cero del Tesoro estadounidense, pero la
segunda rebajó la calidad del mecanismo, refiriéndose a bonos del
Tesoro paraguayo. En la primera propuesta no se hablaba de
discriminación de empresa alguna, sino que la que pudiera comprar
los bonos, al plazo que le conviniese, lo hiciera. La discriminación
es automática, porque las empresas realmente fundidas no tendrían
dinero para comprar los bonos.
Lo
que está haciendo el ministro de Industria y Comercio, al oponerse
al mecanismo de saldar las deudas con bonos cupón cero, es
buscar la
manera de evitar que la banca y la usura contribuyan, aunque
sea con tiempo, a recuperar los capitales de las empresas
industriales, quemados por varias razones, una de las cuales, y no
la menor, ha sido las injustificadamente elevadísimas tasas de
interés, cobradas durante los gobiernos de Andrés Rodríguez y
Juan Carlos Wasmosy.
Sin
el mecanismo de saldar las deudas mediante los bonos cupón cero, las
empresas industriales están perdidas. Su endeudamiento es tal que
ya no les es posible pagarlo. En ese caso, las empresas financieras
también se hundirán porque inevitablemente el remate de las fábricas
no producirá un centavo. Reacias a hacer concesiones, por lo menos
en el plazo, las organizaciones financieras cosecharán hierros
viejos.
El
caso de los bonos es uno más en la larga cadena de insensateces de
un gobierno espúreo, ilegítimo y usurpador, que se debate,
no solamente en la ilegitimidad sino en la más asombrosa corrupción
y la más terrible, y por lo visto irreversible ineptitud.
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