El
viernes comenté que se estaba vislumbrando un enfrentamiento- sordo
todavía- entre la Argentina y el Brasil, por la hegemonía en el
Paraguay. Mucha gente cree que las guerras en Sudamérica son
impensables, pero es gente que no conoce historia y que se guía más
por sus deseos que por las realidades políticas y económicas en
una zona destinada a ser muy conflictiva por los desmanes
gubernamentales y la pobreza resultante.
La
carta de Raúl Alconada Sempé, que sería una ingenuidad atribuirla
al deseo del diplomático argentino de agradar a sus dos amigos
Hermes Rafael Saguier y Mieguel Angel Gonzalez Casabianca, ha sido
el primer episodio de un enfrentamiento por el control del Paraguay.
Mientras el Brasil instrumentaba al ministro de Obras Públicas,
hombre de Gustavo Stroessner refugiado y protegido del Brasil, para
conseguir el control total de la usina de Itaipú , la Argentina
respondía cuestionando la legitimidad del más ilegítimo de los
gobiernos paraguayos a lo largo de su historia. Ahora el Brasil
replica publicando los documentos que demuestran que en 1958 casi se
produjo una guerra entre el Brasil y la Argentina, y que Stroessner
pidió protección al Brasil.
En
leguaje diplomático la publicación del Brasil significa que no
piensa apartarse de los asuntos paraguayos, que considera como
suyos.
El
gobierno paraguayo actual es títere del Brasil. Se encuentra ante
la espada y la pared porque está en quiebra y la economía
paraguaya, aplastada por la mala política y la ineficiencia, no
reacciona ni parece tener la menor esperanza de reaccionar. Brasil
tiene a Stroessner como carta en la mano para jugarla cuando sea
oportuno, pero también tiene a Oviedo, que puede ser una carta en
la manga. Argentina, desentendida del Paraguay desde hace mucho
tiempo, no cuenta prácticamente con nadie de peso.
Pero
la Argentina no puede permitir, sin que el equilibrio del continente
se vaya por el sumidero, que el Brasil domine el escenario
paraguayo. Y esto es claramente una hipótesis de conflicto y no a
largo plazo. ¿Cómo se resuelve todo esto para bien del continente?
El
Paraguay es el enfermo de América, un país totalmente destruido
por la mala conducción. Es indispensable que el gobierno actual sea
desplazado el 13 de agosto, mediante los votos, para que venga un
gobierno legítimo que pueda mantener la independencia paraguaya,
sin entregarse ni al Brasil ni a la Argentina, y evitand9o de ese
modo que la hegemonía de uno de los dos haga reaccionar al otro.
La
victoria de Julio Cesar Franco en las elecciones del 13 de agosto es
de una necesidad vital para la paz de la región. Franco es el único
capaz de cambiar el actual gobierno ilegítimo y usurpador, y por
tanto débil y abrasilerado por otro legítimo que siga una
política independiente.
Entretanto,
el enfrentamiento entre las dos potencias ha comenzado y
probablemente en el cercano futuro veremos su agravamiento con
cualquier pretexto: Los pollos, los autos, la moneda, pero en el
fondo no es más que la lucha por conquistar al Paraguay o evitar
que el enemigo lo conquiste.
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