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Fase crepuscular?

Alberto Vargas Peña (F. Libertad)

31 de mayo de 2001

 

El gobierno de Luis Ángel González Macchi, usurpador según los términos muy claros de la Constitución paraguaya, se encuentra jaqueado desde todas partes y aparentemente va perdiendo, uno por uno, los apoyos substantivos que le quedaban. Sin embargo, por una paradoja, se sostiene y es probable que subsista hasta el 2.003.

          Nicanor Duarte Frutos, actual presidente de la ANR no oculta sus deseos de llegar a la presidencia en el 2.003. Su camino más fácil es ir tomando distancia del gobierno, marcando su oposición pero aprovechando al máximo las oportunidades de hacerse de dinero público, echándole la culpa al usurpador. La debilidad del gobierno de usurpación le garantiza el éxito en la exacción por lo menos.

Julio Cesar Franco, elegido vicepresidente y único con legitimidad en el gobierno de la usurpación, tiene una estrategia parecida; finge reclamar la presidencia y alentar el juicio político, pero no desea la caida del usurpador porque considera que hacerle oposición puede darle ventajas en el 2.003.

Mientras más débil y corrupto sea el gobierno de la ANR el Dr. Franco

considera que más probabilidades tiene de ganar las elecciones de ese año. No quiere gobernar ahora, porque tendrá que hacerlo con un Congreso desmandado y con una Corte Suprema absolutamente arbitraria. Tampoco va a renunciar, porque su presencia garantiza la permanencia del usurpador.

Mario Paz Castaing, presidente del Encuentro Nacional, sabe que su partido está liquidado y que sus posibilidades para el 2.003 son nulas; entonces quiere capitalizar todo lo posible el lapso que le queda en el gobierno. Apoyará al usurpador porque forma parte del negocio de la usurpación.

         El Brasil, no desea que el usurpador se vaya, porque su debilidad le garantiza la mano libre en la cuestión energética. Itaipú ya está casi en manos de los brasileños y eso se debe a la debilidad del gobierno de la  usurpación. Para sostenerse, González Macchi hará cualquier cosa, incluida la traición a la patria.

         Los Estados Unidos de América tienen una diplomacia que no aprende. Creen que este son of a bitch que es el usurpador es su son of a bitch, y que cualquier cambio de gobierno podría arruinar la fachada democrática que intenta presentar al mundo.

         La Argentina no tiene tiempo ni manera de influir en la situación paraguaya. Sus problemas internos hacen que mire hacia adentro y se desentienda de aventuras diplomáticas. No le importa, por el momento, que haya usurpación, tiranía o anarquía en el Paraguay. El Uruguay no cuenta, pero es el único país que mira con malos ojos la usurpación.

         Los dirigentes campesinos desean que siga el usurpador porque su debilidad es garantía de que el chantaje mensual seguirá dando sus frutos. Mientras ellos se robustecen, esperan que el gobierno siga siendo débil, ladrón y timorato. Su estrategia no es ganar las elecciones del 2.003 sino prepararse para la revolución de tipo cubano. Todos los dirigentes campesinos han sido

entrenados en  la Nicaragua sandinista.

         La Iglesia Católica desea un gobierno debil al que se pueda poner en jaque y del que se puedan extraer concesiones. Mientras unos obispos denuncian la corrupción, otros la protegen celosamente.

         El PLRA presidido por Miguel Abdón Saguier no está unido. Sus disensiones son de carácter programático y prebendario. El lainismo, de izquierdas, es además el sector más corrompido del PLRA, y forma parte de la estrategia del ex presidente Juan Carlos Wasmosy, cuyo objetivo político principal es salvarse de la cárcel y el secundario es mantener intactos los negocios.

          Cuando uno analiza así la situación, se ve obligado a pensar si el gobierno usurpador entró ya o no en la fase crepuscular. Todo el mundo cree que González Macchi no da para más y un examen superficial parece demostrarlo. Pero nadie quiere en realidad que se vaya, sino que siga cometiendo las barbaridades que comete, para sacar tajada oportunamente. El pueblo paraguayo es el único que realmente quiere que esta situación termine hoy, ahora mismo. Pero en el Paraguay, no hay que engañarse, el pueblo no cuenta para nada.

    

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