OTRA VEZ LOS
HECHOS DE MARZO
Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)
Desde que escribí la primera columna con este título, y desde que
contesté la carta que amablemente me dirigió un lector, nadie más hizo referencia a las
cuestiones que plantee. Para los paraguayos es más importante probar una tesis falseando
los testimonios, que encontrar la verdad.
No culpo específicamente a nadie, porque casi todos los paraguayos son
así. Me excluyo deliberadamente, yo no quiero probar mi tesis de que fueron los
conspiradores los que asesinaron a su propia gente en la plaza, a la que habían
concurrido convocados por Francisco Oliva, Francisco de Vargas, Mina Feliciángeli,
Humberto Rubín y Victor Benitez, sino que quiero conocer la verdad.
La teoría de la conspiración hasta ahora llena todos los huecos, pero
no está comprobada hasta que se sepa que ocurrió en la plaza aquel viernes fatídico y
quienes accionaron los gatillos mortales. A mí no me interesa saber, por ejemplo, quien
estaba en la terraza del Zodiac disparando con un rifle calibre .22, si los muertos acusan
impactos de pistola de 9mm o de revólver calibre . 38.
No me interesa saber si Walter Gamarra disparó en público y para las
cámaras de televisión, sino si sus balas acertaron o pudieron acertar a alguien.
Yo pienso que ningún militar del bando del gobierno ordenó matar a
los manifestantes de la plaza, no porque los considere incapaces de una acción así, sino
porque ellos no necesitaban muertos de ninguna clase.
Ellos necesitaban descomprimir la situación, no agravarla. Ellos
necesitaban despejar la plaza, no crear un ambiente de indignación, y rechazo. ¿Quién
impidió que las FFAA, oficialmente y con toda su potencia, despejaran la plaza? Fue el
Gral. Torres Heyn, Comandante de las Fuerzas Militares, al servicio comprobado de Wasmosy.
¿Quién comandaba la Policía? El argañista Carlos Cubas, como ministro del Interior.
Es interesante ver como los que convocaron a la plaza a esos pobres
jóvenes que terminaron baleados no intentan averiguar la verdad. Para ellos el caso está
resuelto, porque parece que así lo habían planeado desde el principio. No importa que la
tesis que sustentan se dé de patadas con la lógica, no. Lo que importa es que los
"mártires" de marzo sirvieron para derribar el gobierno constitucional, justo
lo que ellos querían.
Cuando se les aprieta los formuladores de la tesis de la culpabilidad
de Cubas-Oviedo insultan, vociferan, denostan pero no explican. Para ellos no importa que
no haya muertos a raíz de balazos de armas de pequeño calibre, ni que las trayectorias
sean inexplicables, ni que no haya habido autopsias completas ni que haya habido o
no tatuajes de pólvora. Eso no es importante, como tampoco tiene importancia el
sitio donde cayeron. La tesis es que franco tiradores oviedistas causaron la masacre y
como ellos lo afirman ya no queda nada por decir.
Ocurre que no todos somos tan cándidos ni tan cobardes como para callar por temor a un
etiquetado. Yo quiero saber la verdad, y me importa muy poco de qué manera que
califiquen. Y estoy seguro que más tarde o más temprano la verdad se sabrá. Entonces
condenaré con toda la fuerza de mi espíritu a los que resulten responsables, sean
quienes fueren. Y si tengo que tragarme mi teoría, lo haré con mucho gusto, siempre que
me demuestren mi equivocación con hechos.