El
día que asumió Domingo Cavallo en Buenos Aires, predije que no
tendría éxito en su esfuerzo por resolver los problemas argentinos
si no tomaba la única medida conducente: Reducir drásticamente el
gasto público.
Es el gasto público el enemigo público número uno para la
economía. Como la "macroeconomía" es una entelequia, una
ficción creada para hacer creer que existe una persona llamada
Estado, independiente a la gente, el gasto público , que debiera
ser limitado a cumplir los deberes esenciales del gobierno democrático,
ha crecido en forma desmesurada, ahogándolo todo y arrasándolo
todo.
Como
al mismo tiempo la democracia desapareció absorbida por la
partidocracia gracias a la llamada "representación
proporcional" el verdadero interés del gobierno es crecer sin
solución de continuidad y para ello, hacer
crecer
el gasto y el impuesto.
La
representación ya no es del pueblo, sino de grupos oligárquicos, y
por supuesto, los intereses que defiende este tipo de representación
son los de su grupo.
El drama argentino no es un drama económico sino político.
La partidocracia argentina ha hecho crecer el gobierno y sus gastos
de una forma tan desmesurada que prácticamente no tiene retorno sin
una convulsión muy fuerte. El esfuerzo de Cavallo es económico, y
por consiguiente naufragará en el marasmo político.
Argentina, como el Paraguay y la mayoría de los países de
América Latina no puede salir del problema porque es una
partidocracia y las partidocracias no ceden en sus ambiciones.
Reducir el gasto es una tarea de titanes, que no será posible
mientras gobiernen los partidos y en función de partidos. Se podrá
dolarizar- quizá- pero no se podrá reducir el gasto. Y entonces
todo lo que se haga será vano.
La solución para los problemas económicos de toda América
Latina consiste en abolir la partidocracia y establecer un chaleco
de fuerza imposible de romper a los gobiernos, que deberán ser débiles,
limitados y transitorios. Pero esa solución está muy lejos de ser
posible a corto plazo.
Cavallo es un paladín que lucha con una lanza de moharra
roma y montado en un caballo tuberculoso. El gasto público es un
gigante que crece, que está armado con misiles y capaz de aniquilar
lo que se le
ponga
enfrente. Es un combate demasiado desigual.
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