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La "concertación"

Alberto Vargas Peña (F. Libertad) 

24 de octubre de 2000

     

Los principales voceros del grupo que se apoderó del gobierno en marzo de 1999 y esquilmó al país hasta dejarlo prácticamente exangue, se encuentran ahora solicitando a voz en cuello una “concertación” que evidentemente no tiene por objeto poner en vigencia la Constitución.

Esta gente pretende seguir usufructuando el poder , ahora con la complicidad de los vencedores del 13 de agosto, a despecho de lo que manda la Carta Magna.

No se puede concertar nada mientras la Constitución no se encuentre vigente, y para poner el vigencia la Constitución el senador Luis Ángel González Macchi debe dejar el cargo que ocupa. Mientras eso no suceda no hay nada que pueda hacerse en ningún campo, ni en el político, ni en el jurídico ni el económico. Los golpistas de marzo deben abandonar el poder que han usurpado y entregarlo al elegido por el pueblo.

Después que se vuelva a la legitimidad y se ponga en vigencia la Constitución deberá haber acuerdos entre los vencedores de agosto para llevar adelante un programa de gobierno. Liberales y colorados disidentes pueden establecer una alianza en el Congreso con una clara mayoría. Entonces se podrá superar la crisis que vive el país.

Conversar siquiera con los derrotados de agosto sería dar nueva vida – aunque sea efímera – a los responsables del desastre. Tratar con ellos la forma de salir de la crisis sería una perfecta insensatez, ya que ellos fueron quienes la crearon. Lo que se requiere no es una “concertación” sino un cambio, cuanto más radical mejor.

En el plano económico nada puede hacerse sin primero resolver el problema de la legitimidad y de la vigencia de la Constitución. En el Paraguay no hay inversiones, motor de todo desarrollo y todo intento de recuperación, porque no hay garantías, y no las hay porque la Constitución ni las leyes son respetadas. Apenas el país vuelva a la legitimidad y la legalidad, la inversión indispensable acudirá. Es inútil pedir que vengan los capitales si los capitalistas no encuentran seguridad y garantías para sus emprendimientos.

Las conversaciones con el grupo en el poder no es conducente. Nadie tendrá confianza en pactos llevados adelante con la misma gente que incumplió todos los acuerdos previos y sometió al país a un bárbaro despojo. Concertar con Wasmosy, por ejemplo, no es resolver la crisis sino convertirse en su cómplice.

Si los directores actuales del Partido Liberal, incluido el Dr. Julio Cesar Franco que trabaja de prudente, no se dan cuenta que el país está harto de la indecencia y lo que quiere realmente es un cambio, y llegan a acuerdos “maduros” e “inteligentes” con los delincuentes, abrirán una ancha tumba política para las expectativas de los liberales en el futuro.

Todo lo que deba hacerse se podrá hacer una vez que el gobierno actual completo se vaya. No debe quedar un ordenanza . El reemplazo debe ser total y absoluto, aunque algún embajador extranjero se moleste.

La supuesta “concertación” es una patraña más, utilizada por los responsables del desastre para mantenerse en los cargos que usurparon. 

 

    

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