Ahora
que George W. Bush es presidente de los Estados Unidos es
aconsejable, me parece, llamar la atención sobre lo que está
pasando en el Paraguay, gracias, esencialmente a la política
trazada por Peter Romero durante la Administración Clinton.
En
el Paraguay hubo en marzo de 1999 un golpe de estado, largamente
planificado por los partidarios del ex presidente Juan Carlos
Wasmosy y apoyado abiertamente por la embajadora de los Estados
Unidos Maura Harty. El golpe de estado se produjo después de dos
hechos no investigados hasta ahora. El extraño caso de la muerte
del Dr. Luis María Argaña que ahora por fin parece que se
encamina hacia su aclaración total mediante la resolución del Dr.
Jorge Bogarín de pedir la ayuda de la Scotland Yard y la acción
de franco tiradores que mataron, discriminadamente a siete jóvenes
que se manifestaban frente al Congreso.
A
raíz de ese golpe de estado, accedió a la presidencia interina el
entonces presidente del Congreso Dr. Luis Angel González Macchi,
quien debía entregar el poder a quien fuera elegido vicepresidente
en un lapso no mayor de ciento ochenta días. Art 234 y 227 de
la Constitución .
Mediante
un fallo inaudito de la Corte Suprema de Justicia, apoyado
claramente por los Estados Unidos de América, primero por la
embajadora Maura Harty y luego en reiteradas ocasiones por el
Consejero Stephen Mc Farland, González Macchi usurpó el poder y
permaneció en el cargo.
Como
consecuencia directa de los hechos de marzo de 1999 el gobierno de
González Macchi desató una feroz persecución contra sus
principales adversarios políticos, los partidarios del Gral. Lino César
Oviedo, al que se le echó la culpa de todo lo sucedido, sin que
hasta ahora se haya aportado una sola evidencia.
Eso
también fue plenamente respaldado por la embajada de los Estados
Unidos de América, entonces manejada ya por Stephen Mc Farland,
cuya intervención en los asuntos internos paraguayos fue cada día
más descarada.
El
Paraguay, gracias al gobierno usurpador porque es contrario a la
Constitución e ineficaz de González Macchi entró en una
crisis económica y política profunda, de la que no se podrá salir
sin adoptar medidas muy severas y dolorosas.
Ahora
que el Sr Bush ha reemplazado al Sr Clinton, es de esperar que la
política con el gobierno paraguayo sea rectificada, porque no ayuda
a la amistad de los pueblos paraguayo y estadounidense
ni a la democracia ni la libertad en la región.
En
el Paraguay se ha desatado un sentimiento anti estadounidense como
no se había sentido jamás, y como no habían logrado
establecer los comunistas durante la guerra fría. Hoy siete de cada
diez paraguayos se sienten enemigo de los Estados Unidos de América.
El
Sr. Bush tiene la oportunidad de revertir eso y rápido. Basta con
que aplique para el Paraguay lo que manda la Constitución de los
Estados Unidos de América, y la nuestra.
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