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La estrategia radical

Alberto Vargas Peña (F. Libertad) 

20 de marzo de 2001

Me decía Rafael Saguier que le habían contado sus informantes internos del PLRA, que la reticencia del Dr. Franco a reclamar la presidencia de la República se debía a un ofrecimiento del Dr. Luis Ángel González Macchi, de tres mil puestos públicos.

El pacto no cristalizó por la férrea oposición de los convencionales del PLRA que prefieren pedir la renuncia del usurpador. Pero con ese ofrecimiento y la disposición del Dr. Franco a aceptarlo - según se afirma - Luis González Macchi ganó más de mas de seis meses de tiempo en el gobierno.

Existe una pugna evidente en el PLRA que se está tornando a favor de quienes exigen la renuncia del usurpador. La gente de Domingo Laíno es claramente partidaria de sostener al gobierno, con todo lo que ello implica de persecuciones, torturas, robos escandalosos del erario público y hasta delincuencia común; la gente del Dr. Franco, quien por lo visto se sabe profundamente incapaz de hacerse cargo del país, se inclinaba a pactar con el gobierno en base a prebendas.

No hay que olvidar que el Dr. Franco fue acusado de recibir una "asignación" especial en dólares, acusación que no ha sido desvirtuada ni mucho menos y que el Dr. Franco no llevó a los tribunales a pesar de su amenaza de hacerlo. Y existe la disposición del grueso del PLRA a pedir la renuncia de González Macchi, vía Convención.

         ¿Cual es ahora la estrategia radical del Dr. Franco? Como el gobierno se ha vuelto internacionalmente impresentable y aparece probable que se deba hacer cargo del poder, comienza a hablar de concertación, acuerdos y llamados a la unión nacional en lugar de señalar con claridad qué piensa hacer desde el gobierno.

Se trata de una estrategia de enmascaramiento; pretende hacer creer que tiene algo que no posee. La verdad es que ni el Dr. Franco ni sus compañeros más cercanos tienen la menor idea de lo que hay que hacer para sacar al país de la crisis salvaje que lo afecta.

Es casi un hecho que los países tutelares - dioses lares de esta pobre América Latina - saquen la escalera al gobierno de González Macchi, que se ha vuelto un problema internacional, y es un hecho que prefieran la legitimidad a cualquier otra solución, como sería la de un golpe militar puro y duro, pero es un hecho también que nadie piensa que Franco hará otra cosa que agravar la crisis dejando el ancho camino abierto para que en el 2.003 gane, sin esfuerzo alguno, el Gral. Lino César Oviedo, a quien ya consideran indispensable para intentar la solución.

Franco contribuye a afirmar esta presunción con su absoluta incapacidad para asumir el liderazgo de una nación totalmente desconcertada y agobiada por la crisis.

Franco insiste en mantener a su lado a personas como Armando Espínola, de quien se sabe perfectamente que sirve a los intereses del ex presidente Juan Carlos Wasmosy, al que ayudó a eludir a la Justicia evitando votar su desafuero en el Senado. Mientras Espínola sea el vocero del Dr. Franco, no será creíble. Y Espínola no solamente es el vocero sino el único vocero.

Franco no tiene equipo para enfrentar la crisis. Nadie sabe quien podría ser su Ministro de Hacienda ni qué medidas aconsejaría adoptar para la coyuntura. Nadie sabe que filosofía tiene, ni si su gobierno se inclinará por el liberalismo o el socialismo que lo fascina. Franco tiene una estrategia; la del pez de la fábula, que pasaba por sabio siendo solamente mudo.

En estas condiciones el inevitable cambio de un usurpador impresentable como González Macchi se dilata. El no se quiere ir, y su sucesor legítimo no quiere venir. En esta coyuntura los radicales se portan como el pié de una pareja jugando truco: "Venga callado" dice, y no se sabe si es porque tiene el as de espadas o no tienen, entre ambos, nada.

 

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