Las
reformas del Estado se hacen con un solo propósito legítimo:
beneficiar a la sociedad en su conjunto, es decir, para que los
contribuyentes paguen menos impuestos, para que los impuestos sean
mejor administrados, para que los consumidores consigan más bienes,
de mejor calidad y más baratos. Las reformas se hacen para que la
sociedad tenga un mejor nivel de vida.
Como
el nivel de vida de la sociedad depende exclusivamente del
crecimiento de la economía, las reformas son esencialmente económicas;
y como la economía depende de la organización política sobre
todo de la libertad las reformas tienen que ser también políticas.
Cuando
la economía crece, el nivel de vida de la sociedad aumenta; cuando
la economía decrece, disminuye; esta es una verdad de perogrullo,
que no es comprendida ni por los políticos, ni por los
sindicalistas, ni por las organizaciones campesinas en el Paraguay.
Cada
una de estas clases pretende hacer reformas o mantener lo
existente, atendiendo exclusivamente a sus intereses sectoriales,
que la mayoría de las veces conspiran contra el crecimiento global
de la economía.
Por
otra parte, las dos principales organizaciones financieras
internacionales, el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional, buscan las reformas en los países endeudados, con el
propósito de que sus gobiernos puedan pagar los intereses generados
por las deudas y la deuda misma. Esas reformas son realizadas en
base a recetas que nada tienen que ver con el propósito legítimo
de la reforma para crecer y prosperar.
En
un país como el Paraguay, donde no existe un pensamiento claro ni
democrático, es lógico que haya una enorme desorientación con
respecto a las reformas. Si no se puede pensar bien por defectos de
la educación y el conocimiento, y si no se tiene criterios democráticos,
no se puede comprender que las reformas deben ser hechas para
beneficio de la sociedad en su conjunto y no del gobierno o de
algún sector y que deben ser aprobadas por el pueblo mediante
el sufragio.
Está
claro que las reformas beneficiosas pueden surgir de gobiernos
autoritarios caso de Chile pero no tendrán continuidad
otra vez caso de Chile que se encuentra a punto de involucionar - .
Y
el desarrollo, que es la suma de bienes que acumula la sociedad y
aumenta su nivel de vida, no se produce, porque se evoluciona e
involuciona, se avanza y se retrocede.
Si
las reformas paraguayas no tienen en cuenta que se hacen para la
sociedad en su conjunto, es decir para que esta pague menos
impuestos y obtenga más bienes , de mejor calidad a menor costo, y
no se las hace con el apoyo de una mayoría del pueblo expresada en
una consulta comicial, tendrán en destino de muchas de las reformas
latinoamericanas: un corto lapso de éxito y un retorno a lo
anterior una vez modificada la situación política.
Lamentablemente
lo que se nota es que las reformas serán realizadas sin tener en
cuenta el propósito legítimo, y sin escuchar, para nada, la
verdadera voz del pueblo, que no se expresa en las plazas o en las
rutas cortadas ni en invasiones de tierras, sino por medio del voto.
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