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POLÍTICA Y RELIGIÓN

Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)

El catolicismo tuvo una influencia nociva en la política paraguaya, desde los tiempos de la Independencia. Fue un católico – que había recibido las órdenes menores y que se había doctorado en Sagrada Teología – quien, dos años de producido el movimiento liberal que rompió las cadenas con la Corona española, restauró el absolutismo ahogando en sangre las libertades paraguayas: José Gaspar Rodriguez França o Francia como él se auto denominaba (agregando un "de" aristocrático que estaba muy lejos de tener derecho a utilizar) gobernó con el espíritu del catolicismo y el Catecismo de San Alberto.

Desde Carlos Antonio López el catolicismo paraguayo organizado formó parte del gobierno, y desde 1870 los presidentes debían ser católicos. En el Paraguay no hubo libertad sino tolerancia religiosa –que no es lo mismo – hasta 1967 y recién en 1992 aparece nítida la separación de la Iglesia con el Estado. La Iglesia Católica no solamente apoyó los gobiernos desde 1870 hasta la muerte del Arzobispo Aníbal Mena Porta, sino que influyó decisivamente en los autoritarismos y, sobre todo, en las propuestas económicas. Si alguna institución es culpable de la pobreza de los paraguayos y su ignorancia, es la Iglesia Católica, Apostólica Romana.

En 1992 pareció que el poder de la ICAR se extinguía, pero surgió la

Voz de un moribundo, que había sido un furioso ateo durante sus años mozos, para insertar en el texto constitucional una curiosa fórmula: un agradecimiento a la ICAR por su contribución a la República. Y en materia legal, no se tomaron las disposiciones para separar la ICAR del estado paraguayo por completo. Se le permitió seguir como en los tiempos en que esa iglesia era la orientadora del gobierno. Un ejemplo: La Vicaría Castrense. Los eclesiásticos conservaron sus cargos rentados en las FFAA y los curas párrocos siguieron siendo empleados públicos.

Desde el gobierno de Juan Carlos Wasmosy, un católico militante, la ICAR tomó decidida acción política y hoy se encuentra motorizando un movimiento político llamado " Paraguay Jaipotava" – Paraguay que Queremos – que incluso ha recibido el apoyo del Vaticano por vía de su Nuncio. El movimiento católico político, que busca imponer las soluciones católicas en sus vertientes nazis o fascistas – la de Pío IX o la de Pío XII – se articulo sobre todo en tres organizaciones: La ADEC o Asociación de Empresarios Cristianos; el Movimiento Schoenstad y, principalmente y como en la España franquista, el Opus Dei.

El principal brazo ejecutor de la política de copamiento de la República

por los católicos sigue siendo la Iglesia Regular que, desde el púlpito, y en nombre de Dios, llama a apoyar las soluciones antidemocráticas y, sobre todo, y como siempre, anti liberales. León XIII ha resucitado.

El gobierno ilegítimo y usurpador de Luis Gonzalez Macchi, en razón de su impopularidad y su debilidad, recibe el apoyo de la ICAR porque es

La vía para imponer, a su tiempo, su política a través del apoyado. Ahora la ICAR es bastón de Gonzalez Macchi, esperando el momento para convertirse en su cerebro.

Lo cierto es que los católicos, que tanto daño causaron al Paraguay, están de vuelta.