Recuerdo
vividamente dos debates sostenidos sobre el tema de la legislación
laboral con el Dr. Carlos Alberto González. El como legislador, y
yo como dirigente de la Unión Industrial Paraguaya, director de su
Comité de Conflictos. El primero se realizó en la Universidad Autónoma
y el segundo en Radio Cáritas, en el programa conducido entonces
por Juanita Carracella. En ambos debates sostuve la necesidad
imperiosa de la flexibilización laboral y manifesté que existía
una vinculación directa entre rigidez legal y desempleo.
Carlos
Alberto González sostuvo lo contrario. Ambos debates se llevaron a
cabo en 1990. Hubo otros debates en el seno de la Comisión de
Legislación y Codificación de la Cámara de Diputados y allí
también sostuve la necesidad de una legislación flexible y
asegurando que una legislación rígida conduciría al desempleo.
El
Congreso aprobó la legislación rígida despreciando la argumentación
presentada por la UIP, la FEPRINCO y la ARP. A partir de allí dejó
de haber inversión, lo que se invirtió fue directamente a pagar
tecnología de punta y hubo despidos por todas partes. En el
Paraguay se suprimieron más de 70.000 puestos de trabajo y no
lograron acceder a su primer empleo por lo menos 500.000 jóvenes.
Cifras escalofriantes para un país cuya fuera laboral íntegra se
calcula en unas 2.500.000 personas, incluido el sector campesino que
ocupa más del millón.
La
vinculación entre la rigidez laboral y el desempleo ha quedado
científicamente demostrada con los trabajos del Sr. James Heckman,
premiado con el Premio Nóbel de Economía. Hoy ya no se puede
decir, sin ser un despistado, que no hay vinculación entre el
desempleo y la rigidez laboral.
Sin
embargo los socialistas paraguayos todavía sostienen que el Sr.
James Heckman no sabe lo que dice y que la Academia Sueca lo ha
premiado por razones políticas. Algunos dicen que la cosa es
mucho más complicada y se niegan a debatir el tema, anteponiendo
razones sentimentales y religiosas a lo que es una cuestión económica
de sentido común.
Me
pregunto cuales son las causas profundas del desempleo, tan
complicadas que no se pueden discutir. ¿La falta de inversiones?
Tienen que ver con las leyes laborales y las garantías a la inversión.
¿El desastre gubernamental? Tiene que ver con el intervensionismo,
generador de corrupción. ¿La falta de mercados?
Tiene
que ver con la competitividad, que se logra únicamente aumentando
la productividad, y ésta está vinculada directamente a la
posibilidad de elegir los mejores trabajadores y no los protegidos
por los sindicatos. El desempleo tiene una causa fundamental y
muchas causas menores.. La causa fundamental es la ley laboral rígida,
y las menores tienen todas que ver con el dirigismo estatal.
Todo
empresario, en el Paraguay o en cualquier sitio, se encuentra con
condiciones atractivas para invertir, lo primero que hace es ver la
ley laboral. Lo primero. No lo segundo ni lo tercero ni lo cuarto.
Lo primero. Si la ley es rígida, o no invierte o invierte en
tecnología de punta que elimine o disminuya en forma substantiva la
importancia de la mano de obra. Esto es lo que sostuvimos desde la
UIP al oponernos al Código Laboral vigente, y esto es lo que ha
quedado demostrado con el nuevo Premio Nóbel de Economía.
Ahora
me pregunto qué piensa hacer Carlos Alberto González, que goza de
su Embajada en el Brasil mientras casi un millón de paraguayos
mendiga en las calles por su culpa. ¿Sostendrá que el Comité Político
de su partido es más sabio que el Sr. James Heckman?
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