Como era
inevitable, después del ataque terrorista a las Torres Gemelas de
Nueva York y el inicio de la guerra contra el terrorismo, los
Estados Unidos aumentaron dramáticamente sus medidas internas de
seguridad, que llevan, también inevitablemente, al cercenamiento de
libertades individuales asentadas después de siglos de dura lucha.
Entre estas medidas aparecen las que restringen la libertad de los
ciudadanos de disponer libremente de su dinero. Obviamente, para
combatir al terrorismo, es indispensable privarlo de sus conexiones
financieras y las posibilidades de utilizar su dinero.
Sin financiación
no hay posibilidades de acción. Pero esto, lleva también a privar
a los ciudadanos inocentes, que ya se pueden distinguir de los
terroristas, a ser investigados y molestados y trabados en l libre
utilización de sus fondos. El Estado Policíaco, contra el que se
luchó durante tanto tiempo, ha aparecido como una consecuencia no
deseada de la necesidad de reaccionar.
La
primera consecuencia de esta nueva situación será que el dinero
dejará de moverse a través del sistema financiero normal y buscará
nuevas maneras de desplazarse. El sistema financiero actual no está
en condiciones de soportar un retiro masivo, ya sea instantáneo o
paulatino de los fondos. Los negocios que hoy se realizan a través
del sistema financiero y que no quieren que haya terceros en
conocimiento, necesariamente se harán fuera de él, mediante
mecanismos que no puedo visualizar pero que inevitablemente serán
puestos en funcionamiento.
La
gente no quiere el control gubernamental, o lo quiere mínimo. La
guerra contra el terrorismo requiere de un control máximo. Se trata
de un choque evidente entre la necesidad gubernamental de controlar
y el deseo, irrefrenable, de la gente de escapar al control o no
tolerarlo. Cuanto más se alargue la lucha, pero será, puesto que
la gente comenzará a ver en los actos de guerra, actos contra sus más
caras libertades.
Me
pregunto hasta cuando soportarán los estadounidenses ser presumidos
culpables en lugar de la presunción de inocencia que fue su más
legítimo orgullo aparte de ser su más legítimo derecho. Me
pregunto cuanto tiempo tardarán en abandonar el sistema financiero
actual y crear uno completamente nuevo y completamente inaccesible
para el gobierno. Y me pregunto cuanto tardará el gobierno en
tratar a los suyos como enemigos a los que hay que perseguir.
El
dinero "sucio" que sustenta al terrorismo y el gansterismo
actuales, proviene de una ley estúpida. La guerra contra las drogas
ha resultado un fracaso, que nadie está en condiciones se decir si
es o no una consecuencia no deseada. No se puede reprimir el deseo
de hacer, como ya quedó demostrado con la ley seca. Es mejor, para
todos los efectos, liberar las drogas y convertirlas en algo de
consumo barato, que seguir con el camino que la hace deseable hasta
para los que no quieren ser adictos, y pagan cualquier cosa por
obtenerla.
Uno,
viendo así las cosas, puede llegar a sospechar que el gobierno
estadounidense desea que el problema de las drogas se agudice y
aumente en lugar de desaparece. El consumo de alcohol no destruyó
ninguna sociedad y acabó con el gangsterismo a finales de los
años treinta, y fue reemplazado, curiosamente, por otra cruzada
tonta, que lo revivió.
Sin
dinero "sucio" no hay pretextos ni necesidad de controles,
y el sistema financiero podrá ser otra vez confiable para todos.
Tampoco habrá terroristas disponiendo de fondos prácticamente
ilimitados. No me explico por qué el gobierno de los Estados Unidos
prefieren enfrentar una revolución a corto plazo o bombardear
territorios exóticos malgastando bombas, a despenalizar
definitivamente la cuestión de las drogas y convertirla en algo tan
barato que no valga la pena fabricar.
También
me pregunto, al ver como se desvanece poco a poco la libertad
individual, si Ben Laden al destruir las Torres Gemelas no destruyó
también los cimientos de nuestra civilización.
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