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Un comunicado sorprendente

Alberto Vargas Peña (F. Libertad) 

14 de diciembre de 2000

  

  

El Sindicato de Periodistas del Paraguay ha dado a conocer un comunicado sorprendente para cualquiera que no conozca como nació y para qué, y quienes lo integran. Han dicho – se trata de periodistas – que no hay que publicar los documentos que está publicando La Nación sobre el crimen del viernes negro del marzo de 1999 porque “tergiversan la historia”.

Los documentos son evidencias recogidas por la Policía Nacional el día de los sucesos y los días posteriores. No solamente son informes de profesionales que vivieron los hechos, sino fotografías que han cambiado por completo la “historia” que los periodistas del SPP han querido vender al país.

La misión del periodista es presentar los hechos como son. El periodista de opinión puede especular sobre esos hechos, pero no debería cambiarlos. Si lo hace deja de ser periodista para convertirse, en el mejor de los casos, en un fabulador.

Todo el mundo sabe y conoce este principio cardinal del periodismo. Presentar los hechos tal cual ocurrieron y luego, cuando se opina, dar la interpretación que el intelecto de cada uno permita presentar. Si esa es la misión del periodista, el pretender ocultar evidencias de un suceso, y abogar subrepticiamente por la censura, es antiperiodismo puro.

Y eso es lo que hace el SPP de la mano de sus asociados más conspicuos, que se encuentran metidos hasta el cuello en la desinformación difundida durante los primeros días del gobierno de facto que aqueja al Paraguay, nacido de un golpe de estado.

La credibilidad es lo que distingue a los periodistas de los fabuladores. La credibilidad no se gana inventando cosas y sucesos sino informando objetivamente y con evidencias. Los periodistas que se nuclaan en el SPP han desinformado, y ante la presentación de pruebas que los desenmascaran, pretenden la censura para ocultar las evidencias.

Una conducta más reñida con el verdadero periodismo, es imposible.

Esos periodistas - ¿o debería llamarlos seudoperiodistas? – no solamente han cometido el pecado o el error de desinformar, sino que demuestran ahora que la desinformación fue deliberada y que no tienen la menor intención de reparar el daño una vez conocida la verdad. No quieren que la verdad sea conocida. Y esto es extremadamente grave.

En otros países se desinforma también, como hemos visto recientemente con las elecciones estadounidenses, durante las cuales CNN desinformó sobre los verdaderos resultados del estado de la Florida, pero cuando quedan en descubierto hacen lo posible por disfrazar su pecado porque saben que sin credibilidad desaparecerán.

En el Paraguay los desinformadores no solamente insisten en la desinformación sino que se alzan contra las evidencias y piden que se las suprima, en un esfuerzo tenaz para que no se conozca la verdad.

         No tengo intención de hacer un análisis de quienes son y porqué actúan así los desinformadores del SPP, porque no quiero hacer en argumentos ad hominen. El hecho es que el SPP pretende censurar la presentación de evidencias porque estas demuestran que su versión de los sucesos de la plaza del Congreso en marzo de 1999 es más falsa que un dólar rojo, o Gumersindo Aguilar, su testigo estrella.

    

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