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Un fiasco llamado Burt

Alberto Vargas Peña (F. Libertad) 

13 de diciembre de 2000

  

A poco menos de un año de la finalización de su mandato, el Dr. Martín Burt puede ser ya calificado como un fracaso completo. En el tiempo que le queda difícilmente podrá revertir todo lo malo que ha hecho y lo bueno que ha dejado sin hacer.

Burt llegó a la Intendencia de Asunción a caballo de una gran  esperanza, que lo convirtió en un fenómeno, ya que era un “outsider” en política y se había enfrentado, prácticamente solo al entonces todopoderoso caudillo radical auténtico Dr. Domingo Laíno. Esa esperanza se vio reflejada en la votación que lo llevó a la Intendencia y en los primeros días de febril actividad, en los que limpió el Mercado 4 por primera vez en cuarenta años. Pero el relumbrón se quedó en eso, en simple y fugitivo relumbrón.

Pronto la ciudadanía asunceña vio como las calles se deterioraban sin arreglo de ninguna clase, mientras Burt se dedicaba a mimar a los marginales asunceños, en la creencia que ellos eran más importantes que los contribuyentes. La ciudad de sucia que era se convirtió en asquerosa, y se comenzó a hablar de negociados de todo orden manejados por Esteban Burt, el hermano del Intendente, quien sin cargo municipal alguno se constituyó, sin embargo, en el verdadero dueño de la Municipalidad.

La estupidez del “co gobierno” restó también efectividad a Martín Burt, que nunca supo como sacarse de encima el clavo de los encuentristas que pretendían formar parte igualitaria de su gobierno. La lucha política interna provocó una serie de marchas y contramarchas durante las cuales el prestigio que le quedaba a Burt se fue deshilachando hasta quedar en girones.

Las calles de Asunción fueron el gran problema. Jamás, durante todo el tiempo que pasó de su mandato, pudo Burt solucionar el problema de los baches, y transitar por Asunción en automóvil se convirtió en una verdadera pesadilla. Las obras de infraestructura fueron todas cuestionadas por el intenso olor a negociado que emanan, y por la manifiesta ineficiencia con que se manejan y controlan.

Burt no limpió a Asunción, sino todo lo contrario. La ciudad jamás estuvo tan sucia como lo está ahora y parece no haber esperanzas de que sea limpiada alguna vez. De las promesas de Burt solo puede rescatarse el caso del Mercado 4.

Por otra parte, Burt, demagógicamente, quizá pretendiendo llegar a la presidencia de la Republica, entregó las mejores zonas a la gente marginal, como por ejemplo la ribera del río Paraguay al sur de Asunción, aledaña al Puerto de Itá Enramada. Creó una zona de favelas en la entrada de Asunción con lo que destruyó una zona residencial de primer nivel.

Las concesiones de Burt a la polución ambiental – sónica – ya no tienen nombre, y los vecinos se ven acosados todos los días por el estruendo feroz de bailantas por todas partes, para solaz de los vagos y tormento de la gente trabajadora.

         Yo escribí un artículo antes de las elecciones, publicado en La Nación, denominado “Por que voy a votar por Martín Burt” . Pido a la ciudadanía que me perdone por esa terrible equivocación.

 

   

    

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