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De nuevo Juan Carlos Wasmosy

Alberto Vargas Peña (F. Libertad) 

13 de febrero de 2001

Desde el viernes pasado, nueve de febrero, la capital de la República, se vio agitada por un rumor de golpe militar que estaría siendo impulsado por el ex presidente Ing. Juan Carlos Wasmosy. El golpe tendría por objeto eliminar mediante la renuncia al senador Luis Ángel González Macchi, que usurpa la presidencia, y al Dr. Julio César Franco, elegido vicepresidente.

Con ello se estaría haciendo posible que un wasmosista, el presidente del Senado, se hiciera con el cargo, y se convocara a elecciones generales.

El rumor nació inmediatamente después que el senador Esteban Samaniego hizo unas denuncias explosivas contra González Macchi y Franco desde Radio Uno, la emisora de Wasmosy, conducido de la mano por la periodista estrella de esa emisora, Mina Feliciángeli.

          También se hablaba de inquietud militar generada por el hecho de la supuesta resistencia del Almirante Candia, jefe de las Fuerzas Militares, a pasar a retiro y ser nombrado Ministro de Defensa y apartado de la cadena de mando efectivo. Candia, wasmosista, según el rumor, se habría negado a ser relevado de un cargo que permite a los wasmosistas tener un control directo sobre las Fuerzas Armadas, que tienen su mayor potencia operativa precisamente en la Armada, ya que Caballería , Infantería y Fuerza Aérea han sido prácticamente desmanteladas.

         La combinación de las denuncias de Samaniego, la búsqueda de las renuncias de González Macchi y sobre todo de Franco, y la posibilidad de que el presidente del Senado se haga con la presidencia de la República, y la supuesta negativa del Almirante Candia de abandonar un puesto de mano dee fectivo por otro meramente administrativo es lo que originó y dio pábulo al rumor. Pero también hay otra cosa: El país entero sabe que el Ing. Juan Carlos Wasmosy tiene los brazos muy largos y dinero suficiente como para comprar muchas conciencias y actitudes; que se encuentra extremadamente temeroso de ir a parar a la cárcel por los delitos que se le imputan y que dispone de un estado mayor extremadamente hábil como para organizar cualquier complot.

         Hasta hoy, martes trece de febrero, se mantiene el rumor de que el gobierno ya no da para más, que se estaría gestando una acción militar destinada a obligar a renunciar a González Macchi y Franco, y cuyo objetivo no sería otro que poner en el poder a gente muy allegada a Juan Carlos Wasmosy.

         ¿Será posible que suceda todo lo que se piensa que puede suceder? En el Paraguay puede siempre ocurrir cualquier cosa, y la desesperación siempre ha sido mala consejera. Wasmosy, cuya mitomanía es conocida, ha demostrado que no se detiene ante nada. Ha puesto el país en el camino del desastre y persiste en tener una presencia gravitatoria a pesar que el pueblo paraguayo lo repudia masivamente.

No sería extraño entonces que planificara, conjuntamente con su estado mayor de inteligencia, la forma de apoderarse de lo que todavía le falta tener en el país.

         Claro que ahora ya no tiene la complicidad del corrupto Bill Clinton, que por lo visto no le vendía solamente a él prebendas a cambio de contribuciones, pero eso difícilmente lo detendrá. Las amenazas de terminar en la cárcel son muy serias y Wasmosy tiene demasiado entre manos para quedarse quieto. 

 

    

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