LA RECUPERACIÓN
PARAGUAYA
Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)
Todos los economistas y políticos que examinan los problemas
económicos parecen haber perdido el principio cardinal de la economía política en una
democracia, que es que el ciudadano sea rico y el gobierno sea pobre.
El dinero, en una democracia, debe estar en el bolsillo de la gente y
no en la caja fiscal. Entonces la solución del problema económico no pasa por el
fortalecimiento del fisco sino todo lo contrario; pasa por un fisco limitado que permita
el desarrollo de los contribuyentes y la formación de capitales privados.
Desde hace años, más de cincuenta, los economistas analizan las
economías a partir de indicadores que marcan el desarrollo fiscal, y enfrentan al
problema de las soluciones a las crisis cíclicas con medidas que tienden, siempre, a
fortalecer al fisco.
Tales medidas fracasan una y otra vez. En Latinoamérica la experiencia
no sirve para nada, dado que somos todos proclives a la "construcción social".
Todos nos consideramos aptos para decirle al vecino lo que debe hacer, y una vez puestos
en la función pública, tenemos la tendencia irrefrenable a considerar la economía del
fisco como la economía de la nación.
En realidad la cosa funciona al revés. Cuanto menor es el fisco, y
cuanto menos interviene el estado en la economía, mayor el desarrollo de una sociedad y
mayor su enriquecimiento general.
Obviamente cuando se produce una crisis, que usualmente la produce el
gobierno con la introducción de políticas nocivas, todas tendientes a aumentar sus
ingresos, lo que debería hacerse es eliminar los controles y disminuirlos impuestos.
Eso jamás se ha hecho en la América Latina y mucho menos en el
Paraguay. Aquí al agonizante, que se muere por falta de aire, se le aprieta la corbata.
¿Qué otra cosa es la solución propuesta por el Ministro de Hacienda, de aumentar el IVA
en lugar de disminuirlo? ¿O eliminar la ley 60/90, en lugar de ampliarla?
El problema no se produce solamente en el funcionariado, los propios
empresarios lo primero que hacen cuando estudian propuestas de reactivación es analizar
" como incidirán las medidas en la recaudación fiscal". Nada más estúpido y
nada más constante.
No existe un solo dirigente empresarial que no sostenga tal punto de
vista. El gran enemigo del desarrollo de una sociedad, en realidad su único enemigo, es
el fisco. El crecimiento del fisco impide la acumulación capitalista de la que depende el
desarrollo. Y, en forma suicida, se permite a los gobiernos hacer creer que fortaleciendo
el fisco se fortalece la economía.