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Privatización, capitalización y transparencia

Alberto Vargas Peña (Fundación Libertad)

11 de mayo de 2000

 

 Publicado como editorial en el diario La Nación de Asunción

Un personero del Banco Mundial, que ya se retira del país, ha expresado su opinión de que la “capitalización” podría ser una solución para el caso de la ANTELCO en lugar de la privatización. En un caso – la capitalización- lo que ocurre es que la empresa pública se convierte en empresa mixta y, en el otro – la privatización – se convierte en empresa privada.

El Paraguay ya tuvo experiencias de empresas mixtas. Basta señalar dos: COPACAR y COPAL. Cada una de estas dos tuvo un destino diferente. COPACAR fue disuelta y el mercado de la carne liberado, y desde entonces la ganadería paraguaya fue ganando posiciones y progresando a ojos vista; COPAL fue convertida en APAL y terminó en un verdadero desastre.

Ninguna pudo mantenerse como empresa mixta.

La capitalización de una empresa pública crea enormes problemas, sobre todo en países sometidos a la corrupción, como es el Paraguay. La empresa mixta tiene todos los defectos de la empresa estatal y ninguno de los beneficios de la empresa privada; está sometida al dirigismo gubernamental y la injerencia política y desde el inicio se presta a maniobras con créditos que después tendrá que pagar el país entero.

El funcionario del Banco Mundial, lo único que en realidad desea, es colocar un crádito para “estudiar” los pasos de la capitalización, que tendrá como destino lo siguiente: Un fuerte componente de comisión para el funcionario; una comisión adecuada para el gobierno; salarios espléndidos para los “expertos” y la producción de un dictamen lleno de lugares comunes archiconocidos .

La privatización, es decir la venta, tiene que producirse después de la

desmonopolización, para que el consumidor tenga la garantía de tarifas adecuadas, y tiene que producir el efecto de la desvinculación total de la empresa con el gobierno. El exceso de personal deber ser resuelto como en la empresa privada, mediante las adecuadas indemnizaciones legales establecidas en la ley 213. No debe haber leyes especiales para este menester.

Una vez que el personal queda desvinculado de la empresa, después de haber cobrado la indemnización, la responsabilidad por su futuro depende de cada uno y de nadie más.

La transparencia al privatizar se logra únicamente mediante el sistema de convertir la empresa en sociedad anónima y vender las acciones en la Bolsa, cobrando el monto de inmediato, o por el sistema de “pague y lleve” – cash and carry -. En ese caso el gobierno se desprende de la empresa vendida, cobra lo que tiene que cobrar y destina los fondos producidos a lo que debe destinarlos.

Toda la parafernalia que se arma para privatizar mediante leyes especiales y combinaciones financieras es simplemente una comedia para robar. Y hay que ver que en este asunto pretende robar el gobierno y pretende hacer lo mismo el particular que propone las privatizaciones complicadas.

Vender es un acto simple, y cualquier complicación que aparezca tiene como finalidad hacer que la venta no sea transparente.

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