Como un acto
más de la corrupción salvaje imperante fueron desviados dieciseis
millones de dólares pertenecientes a dos bancos privados en
liquidación, a alguna parte, de la cual nada se sabe y de donde
aparentemente se esfumaron. El caso es así: Dos liquidadores
nombrados por el Super Intendente de Bancos, el Lic. Carlos José
Pecci, se apoderaron de una suma algo mayor de dieciseis millones de
dólares de los bancos Oriental Paraguayo y Unión y la giraron a
una cuenta en Nueva York a nombre de un abogado notorio de Los
Angeles, el Sr. John W. Tulac, de la cual no se sabe si sigue
contando
o no con los fondos, supuestamente para "inversiones de
alto rendimiento".
De
eso no cabe ninguna duda: Los liquidadores son culpables del delito
de malversación de fondos, porque la ley no permite depositar
fondos de bancos en liquidación sino en bancos paraguayos. Pero ¿se
detiene la cosa allí? ¿Son solamente dos ladronzuelos avivados o
actuaron titireteados por otras personas de mayor rango? Lo cierto y
comprobado es que un dinero que legalmente no podía salir del
Paraguay ha salido y que nadie sabe dar con su paradero.
La especulación es la siguiente: Los liquidadores no
pudieron haber actuado en solitario. Puede ser que les hayan
comprado su actuación o que hayan actuado como parte de una
conspiración o, en el caso menos probable, engañados por alguien
que les prometió un "alto rendimiento" en colocaciones en
Estados Unidos. Si fueron comprados para transferir los fondos ¿quienes
fueron los compradores? Si se trata de una conspiración ¿quienes
son los conspiradores?
Aparecen con indicios fuertemente comprometedores el
Superintendente de Bancos y el Dr. Julio González Ugarte, miembro
del Directorio del Banco Central, porque actúan juntos en una
Fundación que se encuentra buscando fondos para su gestión; el ex
presidente del Banco Central del Paraguay porque se opuso a dar
informaciones precisas sobre el caso alegando el secreto bancario;
los hermanos y el padre del presidente González Macchi; José
Ignacio, Judith y Saúl Gonzalez porque mantuvieron reuniones con
los liquidadores, según una grabación que ha sido propalada por la
prensa. No se ha interrogado de ninguna forma a John Tulac, quien
sería el destinatario del dinero, y nadie sabe por qué.
Lo primero que debió hacer el Fiscal que impulsa la causa es
averiguar si John Tulac, un destacado abogado californiano, tiene
conocimiento del caso; si recibió el dinero; si la cuenta de Nueva
York que figura a su nombre es suya y si los fondos se encuentran
todavía allí o fueron invertidos y en qué. Nada se ha hecho en
este campo, por lo menos que haya trascendido. Todo el mundo tiene
en Asunción la dirección, el e mail y conoce sus números de teléfono
y fax. Pero nadie le ha preguntado nada, y eso es lo que hace que se
sospeche que los liquidadores, que son hasta ahora los únicos
comprobadamente responsables del delito, no son sino marionetas en
un juego mucho mayor.
El usurpador de la presidencia del Paraguay dice que tiene la
conciencia tranquila, y que padre la tiene más tranquila todavía,
pero la tranquilidad de conciencia no es válida en la esfera penal.
El PLRA está preparando un pedido de juicio político contra González
Macchi, no ya por mal desempeño del mandato, sino por la comisión
de delitos. Sin embargo, si el Fiscal no impulsa la causa como
debiera, el pedido caerá en saco roto.
Mucho me temo, con los años que tengo de experiencia en las
cuestiones paraguayas, que todo el escándalo termine abruptamente
con la prisión de los dos liquidadores, aunque finalmente aparezca
el dinero en alguna parte. La investigación ni siquiera rozará lo
esencial y seguramente encontrará que los únicos comprobadamente
culpables son los dos liquidadores, que de hecho lo son porque
documentadamente extrajeron un dinero que estaba en bancos de plaza
como dice la ley para transferirlo a un banco extranjero.
González Macchi, como Wasmosy antes, saldrá de esto
salpicado de barro pero sin cargos. Como el barro no es importante
en el Paraguay, donde como dijo mi bisabuelo nadie gana ni pierde
reputación, González Macchi no sufrirá un ápice en todo este
asunto. Probablemente - y esto es pura especulación- los
liquidadores infieles salgan de la cárcel antes de seis meses, con
un activo personal de varios cientos de miles de dólares.
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