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LA MISIÓN DE PETER ROMERO

Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)

Ayer – 9 de marzo del 2.000 – a raíz de mi artículo titulado ¿A que viene Peter Romero? me llamó un periodista amigo desde los Estados Unidos de América y me dijo que Peter Romero, el emisario de Clinton para Sudamérica, viene al Paraguay para tratar de componer el gobierno de "unidad nacional" nacido después del golpe de marzo de 1999. Me parece francamente delirante.

El gobierno nacido después del golpe de marzo de 1999 se hundió por varias razones. Muy rápidamente el pueblo cayó en la cuenta de la mentira inicial acerca de las razones por las que se había dado el golpe. Muy rápidamente también el sector argañista de la ANR, triunfante pero dentro de la coalición que involucraba al PLRA, al PEN y tenía el apoyo de un vasto sector de la población urbana, comenzó a avanzar sobre los demás coaligados imponiendo una hegemonía rapaz, desprestigiante, y aceleradora de la crisis económica.

A raíz de ese avance se produjo el deterioro de la alianza y, lo que fue peor, la liquidación de toda esperanza de reformar el gobierno. El golpe despertó los apetitos, y los apetitos no dejaron reformar aquello que debió ser reformado. La popularidad de que gozaban los golpistas se desvaneció rápidamente con el deterioro de la economía, y la legitimidad que pretendió darle la Corte Suprema, también coaligada, pisó arenas movedizas.

Al descontento del pueblo, creciente, se sumó el descontento de la cúpula del PLRA, que se vio utilizada sin compensaciones. Parte del PEN se encontró en la misma situación y comenzó a hablar francamente del fracaso del gobierno de "unidad nacional". La "unidad" desapareció con el retiro del PLRA, oficializado por una Convención en la cual los "gubernistas" fueron aplastados por el voto indignado del pueblo.

Hoy el 95% del pueblo paraguayo quiere que el gobierno se vaya como sea; mediante la renuncia pura y simple o por un golpe, o militar o popular.

No solamente ya no hay gobierno de "unidad nacional" sino que hay un gobierno usurpador que tiene la repulsa general del pueblo. Ningún jefe de partido podría, sin arriesgar su futuro político, intentar retornar a una "unidad" claramente imposible. Los argañistas quieren la totalidad del poder para seguir depredando, mientras que los demás no están dispuestos a aceptarlo.

Creer que los Estados Unidos podrán, con la simple gestión de Peter Romero, enderezar las cosas es soñar despierto o estar enajenado. Tal vez podrían lograrlo estacionando tropas en el Paraguay, pero como eso no ocurre, la misión es imposible.

Yo me pregunto si Clinton está tan mal informado con respecto al Paraguay, o es tan tonto, como para no darse cuenta de esta realidad. Y como no creo que Clinton sea tonto ni que esté mal informado, me resisto a creer que la misión de Peter Romero sea tratar de componer lo que se ha roto para siempre.

Aquí lo único que puede arreglar el problema es un gobierno provisional, apolítico, que encare decididamente la reforma electoral y constitucional por la vía plebiscitaria y que llame a elecciones generales en noventa días. No hay otra salida. Quizá Peter Romero traiga la misión de pedirle al senador González Macchi, usurpador de la presidencia paraguaya, la renuncia.

De esto nos enteraremos el domingo, cuando Peter Romero, en una especie de escala técnica, pise suelo paraguayo.