Un
fiscal descubrió que un automóvil BWM, blindado, que penetró al
país al margen de las leyes aduaneras y que presumiblemente fuera
robado en el Brasil - hay una denuncia brasileña del robo de cinco
autos idénticos fue comprado por la Presidencia de la República
en ochenta mil dólares americanos, es decir al precio de un auto
legal.
El
precio de ese auto en el mercado que los paraguayos llamamos
"mau" - viene de la famosa banda que operaba en Kenia
llamada "mau mau" - no pasa de quince mil dólares. No se
paga mucho por un auto robado.
El caso es que la Primera Dama utiliza el automóvil como si
fuera suyo y el gobierno pagó en dinero contante y sonante los
ochenta mil dólares que dijeron que costó. La primera pregunta que
uno se hace es ¿quien se quedó con el plus?
En realidad la gente estaba comentando el caso por la
irregularidad que representa que la Presidencia de la República, vía
decreto, haya comprado un auto irregular y presumiblemente robado en
el Brasil.
En
el programa "Polémica al Mediodía" que se difunde por la
9.70 AM, Bernardino Cano Radil, uno de los contertulios hizo conocer
el hecho, que aumenta la responsabilidad de los que intervinieron en
el asunto. Comprar un auto robado ya es bastante, y robar en el
precio ya es demasiado.
¿Se imaginan Uds. a un presidente de cualquier parte,
conduciendo un auto presumiblemente robado, por el que además se
pagaron, del erario público, ochenta mil dólares?
En
cualquier país de la Tierra, civilizado o no, con la sola excepción
del Paraguay, ese presidente hubiera sido desalojado a empujones de
su sillón. En el Paraguay el ministro del Interior ha dicho que el
tema es baladí. No empleó precisamente esa palabra porque apenas
balbucea el castellano, pero expresó su equivalente en guaraní. El
tema, para el ministro encargado de la seguridad interior no tiene
la menor importancia.
¿Tiene importancia el tema? Frente a la catarata de
desastres que caen a diario sobre los paraguayos por causa del
gobierno de "marzo", el tema del automóvil es realmente
baladí. Cuando se están robando abiertamente cientos de millones
de dólares en operaciones dolosas y hasta asaltando transportadores
de dinero a mano armada, unos cuarenta mil dólares de robo parecen
cosa de nada.
El
país se cae a pedazos, cruje por todas partes, los asesinos
alternan con los ladrones en los pasillos más elevados mientras la
gente se muere de hambre ¿qué importancia pueden tener cuarenta
mil miserables dólares o que el presidente, que usurpó el poder,
se conduzca en un auto presumiblemente robado del Brasil, cuyo
gobierno todavía lo sostiene?
Sin embargo, para la imagen exterior esto ya es el colmo. ¿Que
inversionista
va a pensar, aunque sea por un nanosegundo, en traer su
dinero a un país donde el presidente de la República compra un
auto presumiblemente robado al triple de su valor y se lo hace pagar
al fisco? Solamente un idiota, especie que no abunda entre los
inversionistas. Con esta imagen que proyecta Luis Ángel González
Macchi ¿alguien puede creer que puede sacar al país de la crisis
en la que él mismo, con su ineficiencia lo metió?
Cualquiera
que se imagine que este gobierno puede salir del atolladero, está
insano, tan insano como el ex presidente Wasmosy, que sostiene que
"el pueblo lo extraña", cuando lo que quiere el pueblo y
lo dice a voz en cuello es que vaya a la cárcel y devuelva todo lo
que extrajo del país al margen de las leyes. Entonces lo que hay
que pedir no es que este gobierno haga algo - que ya hizo demasiado
- sino que se vaya.
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