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El auto del presidente

Alberto Vargas Peña (F. Libertad) 

09 de marzo de 2001

Un fiscal descubrió que un automóvil BWM, blindado, que penetró al país al margen de las leyes aduaneras y que presumiblemente fuera robado en el Brasil - hay una denuncia brasileña del robo de cinco autos idénticos – fue comprado por la Presidencia de la República en ochenta mil dólares americanos, es decir al precio de un auto legal.

El precio de ese auto en el mercado que los paraguayos llamamos "mau" - viene de la famosa banda que operaba en Kenia llamada "mau mau" - no pasa de quince mil dólares. No se paga mucho por un auto robado.

         El caso es que la Primera Dama utiliza el automóvil como si fuera suyo y el gobierno pagó en dinero contante y sonante los ochenta mil dólares que dijeron que costó. La primera pregunta que uno se hace es ¿quien se quedó con el plus?

         En realidad la gente estaba comentando el caso por la irregularidad que representa que la Presidencia de la República, vía decreto, haya comprado un auto irregular y presumiblemente robado en el Brasil.

En el programa "Polémica al Mediodía" que se difunde por la 9.70 AM, Bernardino Cano Radil, uno de los contertulios hizo conocer el hecho, que aumenta la responsabilidad de los que intervinieron en el asunto. Comprar un auto robado ya es bastante, y robar en el precio ya es demasiado.

         ¿Se imaginan Uds. a un presidente de cualquier parte, conduciendo un auto presumiblemente robado, por el que además se pagaron, del erario público, ochenta mil dólares?

En cualquier país de la Tierra, civilizado o no, con la sola excepción del Paraguay, ese presidente hubiera sido desalojado a empujones de su sillón. En el Paraguay el ministro del Interior ha dicho que el tema es baladí. No empleó precisamente esa palabra porque apenas balbucea el castellano, pero expresó su equivalente en guaraní. El tema, para el ministro encargado de la seguridad interior no tiene la menor importancia.

         ¿Tiene importancia el tema? Frente a la catarata de desastres que caen a diario sobre los paraguayos por causa del gobierno de "marzo", el tema del automóvil es realmente baladí. Cuando se están robando abiertamente cientos de millones de dólares en operaciones dolosas y hasta asaltando transportadores de dinero a mano armada, unos cuarenta mil dólares de robo parecen cosa de nada.

El país se cae a pedazos, cruje por todas partes, los asesinos alternan con los ladrones en los pasillos más elevados mientras la gente se muere de hambre ¿qué importancia pueden tener cuarenta mil miserables dólares o que el presidente, que usurpó el poder, se conduzca en un auto presumiblemente robado del Brasil, cuyo gobierno todavía lo sostiene?

         Sin embargo, para la imagen exterior esto ya es el colmo. ¿Que inversionista  va a pensar, aunque sea por un nanosegundo, en traer su dinero a un país donde el presidente de la República compra un auto presumiblemente robado al triple de su valor y se lo hace pagar al fisco? Solamente un idiota, especie que no abunda entre los inversionistas. Con esta imagen que proyecta Luis Ángel González Macchi ¿alguien puede creer que puede sacar al país de la crisis en la que él mismo, con su ineficiencia lo metió?

Cualquiera que se imagine que este gobierno puede salir del atolladero, está insano, tan insano como el ex presidente Wasmosy, que sostiene que "el pueblo lo extraña", cuando lo que quiere el pueblo y lo dice a voz en cuello es que vaya a la cárcel y devuelva todo lo que extrajo del país al margen de las leyes. Entonces lo que hay que pedir no es que este gobierno haga algo - que ya hizo demasiado - sino que se vaya.

 

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