Una
historia clínica es la que se registra de los exámenes de
pacientes vivos. Una autopsia es el examen que se hace a un cadáver.
En el expediente sobre un supuesto caso de asesinato al
vicepresidente de la Rca. Dr. Luis María Argaña figuran dos
pruebas instrumentales: La primera, la historia clínica y la
segunda el Certificado de Defunción.
En
ninguna de los dos documentos se da como causa de la muerte las
heridas recibidas en el supuesto atentado. Curioso ¿no?
La
historia clínica dice que se recibió al Dr Luis María Argaña,
sin signos vitales, en coma 4 y se refiere que presentaba cuatro
heridas de bala y una herida lineal. Se le practicaron un montón de
exámenes pero no se intentó, para nada revivirlo. No se consigna
que los médicos hicieran el menor esfuerzo por devolverle la vida
¿Lo daban por muerto?
No
se consigna en la historia clínica. En la historia clínica no se
consigna la hora probable de la muerte porque no es técnicamente
una autopsia ni nada referente al examen patológico de los órganos
del cadáver, salvo las punciones en el corazón y los pulmones,
efectuados como si el paciente estuviera vivo.
Se
da la hora de ingreso al Sanatorio Americano y la duración de los
exámenes y se deja en blanco la hora probable de la muerte, tal vez
para dar por sentado que murió donde se diría después que murió.
Ocurre que la hora probable de la muerte tiene que surgir del examen
de los órganos del cadáver porque es vital saber cuando murió a
los efectos legales ver Medicina Legal de Dionisio González
Torres-.
¿Cuándo
se hizo la autopsia legalmente obligatoria y que médico forense la
practicó? ¿Dónde se consignan los resultados? Hasta donde yo sé,
en ninguna parte.
Pueden
haber ocurrido varias cosas: Una, que el Dr. Argaña haya muerto de
muerte natural y su cadáver haya sido aprovechado con fines políticos;
dos, que el Dr. Argaña haya sido asesinado en otro lado y a otra
hora y que su cadáver haya sido utilizado por sus asesinos con
fines políticos y tres, que el Dr. Argaña haya muerto en el
atentado público. Todo eso se hubiera podido saber a ciencia cierta
si hubiera habido una autopsia realizada de acuerdo con los cánones
científicos actuales o, cuando menos, siguiendo el esquema trazado
por el Prof. Dr. Dionisio González Torres en su obra citada.
Las
sospechas surgen porque nada se hizo bien y porque acto seguido se
fraguó un cuento con testigos falsos para incriminar a un
determinado sector político.
En
esos días había un sector que quería a toda costa incriminar en
alguna cosa al oviedismo. Con la complicidad de la prensa
comprometida con Wasmosy, se venía preparando el ambiente para
satanizar a un sector muy mayoritario de la ANR. Como la comedia del
23 de abril de 1996 se estaba viniendo abajo, era preciso tomar
otras medidas. Había una turbia alianza entre Wasmosy y Clinton, a
través de Mrak Jiménez, el financista filipino que bancaba las
campañas de Clinton, y negocios de tráfico de drogas, armas, y
electrónica que facturaba cifras siderales en dólares.
Y
había un sector que por alguna razón estaba determinado a impedir
que siguiera el negociado.
El
telón de fondo de la tragedia paraguaya está allí, a la vista, y
probablemente cuando el Sr. Bush se haga cargo de la presidencia de
los Estados Unidos podrá ser contemplado con claridad. La tragedia
paraguaya y del Dr. Argaña a mi entender, es una
consecuencia de la alianza entre Clinton y Wasmosy, cuyos primeros
resultados fueron la comedia del 23 de Abril de 1996 y la destitución
de Lino César Oviedo del Comando del Ejército paraguayo.
|