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UNANIME RECHAZO A LA PRORROGA DE ELECCIONES

Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)

El Dr Domingo Laíno, actual empleado del usurpador Luis González Macchi, presentó una especie de proyecto para prorrogar las elecciones previstas para agosto del año 2.000.

Pretendió hacer creer que era una idea original suya, pero su empleador, casi de inmediato lo corrigió y reivindicó la paternidad del proyecto. En realidad es una idea nacida en la oficina del Partido Demócrata de los Estados Unidos en el Paraguay, bajo el patrocinio del Dr. Gerardo Chevalier y con el apoyo de Rigoberto Zarza y Juan Carlos Ramirez Montalbetti.

Gonzalez Macchi quiere postergar las elecciones porque se sabe perdedor. Un setenta por ciento del pueblo quiere que se vaya ya del gobierno, y el treinta por ciento restante quiere que se vaya en agosto a más tardar.

Su gestión de siete meses, además de usurpadora e ilegítima ha sido un verdadero desastre. De una coalición de cuatro partidos hoy no tiene siquiera el apoyo de su propio sector, y ha hecho de la economía en crisis del Paraguay, una economía con cáncer terminal.

Gonzalez Macchi no ha sacado las conclusiones debidas porque no está capacitado para hacerlo, y entonces pretende quedarse a toda costa donde nadie lo quiere y donde la Constitución no le permite.

Está dispuesto a hacer cualquier cosa para permanecer, aunque sea unas horas más, en el sillón presidencial.

El PLRA, impulsado por Luis Alberto Wagner, que al asumir el papel de opositor saltó al primer plano opacando a todos los otros protagonistas, tomó el último fin de semana un nuevo perfil.

Los discursos se hicieron mucho más duros contra el gobierno, y la postura de exigir condiciones que pondrían de rodillas a Gonzalez Macchi fue ratificada por unanimidad.

Y fue destacada una cosa sobre las demás: el rechazo alproyecto de ley de postergar las elecciones.

El rechazo oficial del PLRA deja a la bancada lainista – unos cuatro o cinco senadores – en el aire y convierte en seguro el rechazo del proyecto en el Congreso.

Ni radicales ni oviedistas aprobarán la medida, de modo que González Macchi debe despedirse de su idea de quedarse hasta después de agosto, por más que tenga en el bolsillo el dictamen de la Corte Suprema, que no es sino papel mojado.

El PLRA le ha dicho bien claro que o le entrega la vicepresidencia en bandeja – cosa que no puede hacer – o se la disputará en libertad de acción, esto es, en buen romance, que le reclamará la presidencia, como corresponde.

El gran perdedor de todo esto es Domingo Laíno, que llega al final de su vida política en medio de la indignidad y el entreguismo. Yo soy, probablemente, el crítico más acervo que ha tenido Laíno a lo largo de todos estos años.

Y ahora le tengo lástima. Es triste ver como una persona que tuvo algún significado político alguna vez, dilapida su legado por falta de dignidad.

La cuestión es que el rechazo a la prórroga de las elecciones es unánime. No cuento a los viejos nostálgicos del autoritarismo y el fraude, que ensayan alguna tímida defensa de la postergación, ni a los políticos improvisados que no saben nada de democracia ni de decencia.

La unanimidad se advierte en aquellos que quieren ser dueños de su destino y que todavía tienen un resto de decencia.