De
la mano de un jurista costarricense, el Dr. Zeledón, apareció en
el Paraguay un proyecto de Código Agrario que hacía desaparecer la
propiedad privada rural, sobre la base de la necesidad de implantar
una reforma agraria del tipo realizado en Costa Rica, un país
pequeño y muy poblado de la América Central. Costa Rica tiene
apenas 51.100 km cuadrados y una población de 3.534.174 habitantes,
lo que da una densidad poblacional de 69 habitantes por km cuadrado.
El
Paraguay tiene 406.752 km cuadrados y una población en el
Paraguay, habitando permanentemente de 5.291.020 habitantes, lo
que da una densidad poblacional de 13 habitantes por km cuadrado.
Intentar implantar una reforma agraria del tipo de la de Costa Rica
en el Paraguay es un dislate matemático.
Yo
entiendo por reforma agraria el reparto de tierras. Es el
concepto clásico. Toda reforma agraria intenta destruir los
latifundios y otorgar tierras a quienes no las tienen y la requieren
como factor de producción. Ese concepto es , en este momento de la
historia, peligroso y nocivo, porque no conduce a nada.
El
concepto de reforma agraria integral es un invento autoritario
para mantener en producción un aparato que no funciona. Se basa en
la intervención total del Estado en todo el proceso agrícola, sin
tener en cuenta ni la productividad ni la competitividad. El
resultado ha sido, históricamente, el abarrotamiento de silos
estatales con productos invendibles y la quiebra de los bancos
estatales de créditos.
El
Paraguay es un país con posibilidades en la agricultura y la
ganadería. No se puede decir que sea un país agrícola- ganadero
porque su agricultura, salvo la de la soja, es incompetitiva.
Tampoco se puede decir que sea ganadero, con rebaños que no superan
los diez millones de cabezas y con una calidad de carne que no es
preferida en los mercados internacionales.
Pero
se puede contar con que, con libertad, se puede convertir en un
emporio de producción agrícola-ganadera. Se trata de una
expectativa seria, pero no de una realidad.
Una
reforma agraria del tipo de Costa Rica no provocará lo que se busca
en realidad, que es la agricultura y la ganadería competitivas, con
alta productividad y calidad, y saldos exportables por su cantidad y
precio. Provocará lo contrario, como lo demuestran las experiencias
anteriores vividas.
La
política paraguaya se debe basar en el impuesto a la renta presunta
de la hectárea de tierra y en las leyes de aparcería. Con la
primera medida se logra destruir los latifundios no rentables y con
la segunda, que el aparcero produzca para pagar su tierra. En lugar
de endeudarse en dinero y a los entes financieros el aparcero se
compromete a entregar el diezmo de su producción para pagar su
parcela y le queda el resto libre para progresar. Sobre esas bases
es que hay que organizar la revolución verde .
Yo
no estoy a favor del latifundio, pero si de la propiedad privada. Si
una persona puede mantener un latifundio pagando el impuesto a la
renta presunta de la hectárea, que lo mantenga, ya que el producido
de ese impuesto debe ir al fomento de la tecnología agrícola. No
creo que la parcelación de las tierras conduzca a otra cosa que a
su posterior reventa y un círculo vicioso eterno.
Yo
estoy totalmente en contra de la reforma agraria y a favor de la
revolución verde.
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