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¿QUIÉN PUEDE CREER ESTA HISTORIA?

Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)

La versión del gobierno paraguayo – ilegítimo y usurpador según la Constitución – acerca del homicidio del Dr Argaña, a la fecha del suceso Vicepresidente de la República, es que la autoría moral corresponde al Gral Lino César Oviedo y a Raúl Cubas. Nunca pudo explicar por qué razón el presidente de la República y su mayor apoyo político hubieran querido eliminar a quien, por sus características, era la persona más resistida por la oposición y por lo tanto impedía, con su sola existencia la realización de un juicio político o impeachment.

La Policía paraguaya ha presentado ahora una nueva versión del suceso – desmentida incluso por un alto jefe policial en los medios de prensa – admitida por el juez de la causa, en la cual el autor moral sería un oficial de las Fuerzas Armadas paraguayas, que habría querido "hacer un regalo al Gral Oviedo". Y toda la investigación se basa en llamadas telefónicas que se ha comprobado – La Nación de Asunción, 04.11.99 – que nunca han existido.

En el Paraguay se sabe que todos los teléfonos están controlados por un montón de escuchas, y más que cualquier aparato de linea baja, los celulares. La Policía – que como dije esta dividida – quiere hacer creer que el Gral Oviedo, uno de los más connotados "pinchadores de teléfonos" recibió el parte del homicidio por una vía que el sabía perfectamente que estaba controlada hasta por los medios de comunicación.

En el caso Argaña ya han aparecido por lo menos seis supuestos culpables, uno de los cuales fue miserablemente asesinado por fuerzas de la SENAD, a cargo directamente del actual usurpador de la presidencia de la República. Y por lo menos cuarenta "autores morales". Hay seis senadores detenidos, y la facción argañista del Congreso pretende desaforar y detener a ocho diputados, con el mismo cuento chino.

¿Quién puede creer esta historia?

En Argentina hay personas que pretenden creerla. El presidente electo Fernando de la Rúa, a pesar de ser abogado, basa su disposición a expulsar al Gral Oviedo de la Argentina, violando el derecho de asilo, en las acusaciones de la "justicia paraguaya" que hasta ahora no ha conducido un solo debido proceso en todo este asunto del atentado contra Argaña – o su cadaver puesto que siguen las dudas de si estaba vivo o muerto en el momento del atentado – y los hechos de la Plaza del Congreso, que arrojaron siete muertos, a los que no se les practicó autopsia de ninguna clase y no se sabe si murieron bajo el fuego de armas largas o de tiros a quemarropa. Hay un detenido que disparó su arma bajo las cámaras de la televisión, en una dirección tal que no podía herir a nadie. En Bolivia también creen que la cuestión de Oviedo y los demás es judicial y no política. El operativo de prensa del gobierno ilegítimo y usurpador es más eficiente, de lejos, que la Policía.

Estamos frente a una indignante historia destinada a eliminar a un grupo político, con el que no concuerdo para nada, pero cuyos derechos estoy dispuesto a defender porque con ello defiendo la democracia y mis propios derechos. Idiota el que cree que la injusticia cometida no se volcará en algún momento contra él.

En el Paraguay se vive una dictadura tolerada por mucha gente obnubilada por el odio, que cree que el mejor camino para llegar al poder es pasar sobre la cabeza de los adversarios. Esta gente finge creer en la historia que propala el gobierno, sin darse cuenta que está tejiendo la cuerda con la que van a ahorcarlos.