Los
paraguayos integran una sociedad pobre, ahora casi miserable, no
porque
el Paraguay sea un país desprovisto de recursos naturales, o porque
los paraguayos sean particularmente estúpidos o particularmente
negligentes y holgazanes. Los paraguayos son pobres porque sus
gobiernos, desde 1814, casi sin solución de continuidad, han hecho
denodados esfuerzos por aplastarlos.
El Paraguay comenzó bien el siglo XIX. Pero a los tres años
de producida la Independencia gracias a una acción de corte
netamente liberal, el gobierno cayó en manos de un absolutista y
estatista como Gaspar Rodriguez França que encerró al país,
prohibió el conocimiento y gobernó con mano de hierro con el
criterio de centralismo estatal hasta 1840. Carlos Antonio López,
el gobernante que lo sucedió, intentó, con solamente conocimientos
básicos, hacer progresar al país, pero sin ingresar al liberalismo
triunfante en el mundo e impulsor del desarrollo económico, sino
intentando diseñar un esquema de socialismo casero que no sacó al
país de la pobreza en que lo había sumido França.
Simplemente
se transportó una miniatura de los grandes inventos de la época,
como el telégrafo o el ferrocarril y un alto horno de juguete, lo
que no sirvió para nada. El gobernante siguiente destrozó al país
en una guerra absurda y mató e hizo matar dos tercios de su población.
Los gobiernos que siguieron al de Solano López tampoco hicieron
nada por liberar las fuerzas económicas y así se llegó al siglo
XX con un atraso de por lo menos un siglo.
El siglo XX se vio signado por un desastre en el horizonte:
El conflicto del Chaco, y todos los esfuerzos del país, con
gobiernos que no fueron tampoco de sabios - salvo los de los Dres.
Ayala - fueron destinados al gran enfrentamiento. El Paraguay ganó
la guerra y, enseguida, un militar de ninguna preparación nazificó
al país. De allí en adelante las políticas gubernamentales fueron
estatistas, bajo estricto control hasta 1.954, y con esporádicas
libertades económicas hasta hoy. El resultado es el que se ve: un
atraso enorme y una brecha que se amplía, porque la mayoría de la
sociedad paraguaya ha sido moldeada en el pensamiento autoritario,
que ordena ser salvaje y cruel cuando se manda y sumiso y servil
cuando se obedece.
El Paraguay tiene razones muy claras para su pobreza: La
educación autoritaria secular - católica
-, las políticas derivadas de esta educación y, por fin,
como consecuencia final, la falta de decisión para salir del círculo
vicioso.
La pobreza paraguaya no es irremediable ni irreversible, pero
se irá haciendo más crítica si no se cambia el enfoque mental que
la ha producido. Lo más grave es que los protagonistas actuales no
tienen la menor intención de cambiar, porque el "modelo"
produce beneficios personales imposibles con
otro
diferente.
Como se ve el problema paraguayo es antiguo, profundo y de
muy difícil solución. La solución definitiva vendrá con el
cambio de mentalidad, que requiere un cambio radical en el enfoque
de la educación, pero como ésta depende del gobierno y el gobierno
se siente cómodo imperando sobre una sociedad sumisa y conformista,
no hay esperanzas que el cambio se produzca.
La sociedad paraguaya pues seguirá siendo pobre y más
pobre, por un buen tiempo. Se culpará al efecto
"tequila", al precio del algodón, a las malas cosechas o
al imperialismo, pero la verdad es otra: La pobreza se debe a la
posición mental del los paraguayos que se debe exclusivamente a lo
que le enseñaron y le impusieron.
|