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La amenaza de los bárbaros

Alberto Vargas Peña (Fundación Libertad)

03 de julio de 2000

       

Bader Rachid Lichi, usurpador de la presidencia de la Junta de Gobierno de la ANR – no fue elegido por nadie para tal cargo y se encuentra ejerciéndolo en forma completamente antiestatutaria – ha dicho en un discurso a los escasos seguidores de su candidato Félix Argaña, que si el Dr. Julio Cesar Franco reclama la presidencia de la República luego de ganar las elecciones del 13 de agosto, como sería de su más pleno derecho, “habría guerra civil”.

Lo que está diciendo el usurpador de la voluntad de los colorados o republicanos, es que no entregarán el gobierno aún cuando pierdan las elecciones, y que la respuesta sería armada. Como quiera que la pérdida de las elecciones para el usurpador y sus seguidores es un hecho más que probable, la amenaza debe ser tomada en serio. Dada además la barbarie con que esta gente procede, la amenaza es grave.

Esta es la democracia paraguaya que los Estados Unidos están  defendiendo vía Stephen Mc Farland. Ellos conocen a los bárbaros muy bien, desde  que fueron ellos – desde la administración Eisenhower – los que los sostuvieron, los que le enseñaron a torturar y los apoyaron contra viento y marea. Esta barbarie que representa Bader Rachid Lichi es el legado estadounidense en el Paraguay.

¿Habrá guerra civil si pierde Félix Argaña? El Partido Colorado, o Asociación Nacional Republicana votará dividido; un tercio votará por Argaña y dos tercios por Franco. Entonces, ¿con qué apoyo popular contará la montonera? Probablemente con ninguno, pero si podrá contar con los corruptos de las Fuerzas Armadas. No será en realidad una guerra civil sino una algarada cuartelera.

¿Se resignará el pueblo si sus votos son, otra vez, desconocidos? El pueblo carece de armas y Franco no es un hombre capaz de rebelarse. Probablemente ante un pronunciamiento armado el pueblo agache la cabeza y vaya a su casa, desesperado pero impotente. Entonces habrá una nueva dictadura, mucho más feroz que las anteriores. Y otra vez serán los Estados Unidos de América, los supuestos paladines de la libertad, los que enviarán alguien para decirle a los oprimidos que están viviendo en el mejor de los mundos.

¿Qué harán los países del MERCOSUR? Nada, ante los hechos consumados. La corte Suprema de Justicia avalará el golpe militar y desatará probablemente una salvaje persecución contra los ganadores de las elecciones. De la Rúa mirará hacia Miami, donde organiza sus empresas y Fernando Enrique Cardoso hacia el cielo. Los uruguayos tal vez protesten, pero será en vano. Los paraguayos volveremos a estar cargados de cadenas.

No sé si las cosas resultarán exactamente así, o el pueblo ya maduro e indignado, frente a un atraco militar tendiente a desconocer su victoria, se levante y barra a los bárbaros de una buena vez. Todo está todavía envuelto en las nieblas del futuro, pero lo que no está allí es la voz de Bader Rachid amenazando al pueblo que si gana lo hará objeto de una masacre.

         ¿No es evidente ya que quienes así se comportan fueron los que en realidad conspiraron para hacerse de un poder que no ganaron con los votos, que mataron o aprovecharon la muerte del Vicepresidente Argaña y que masacraron inocentes tontos en la Plaza del Congreso y están persiguiendo sin piedad a la mitad de su propio partido? Bader Rachid Lichi hizo bien en sincerarse. Ahora todo el mundo sabe qué puede esperar de los bárbaros. 

 

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