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ECONOMIA DEL GOBIERNO VS ECONOMIA DEL PUEBLO

Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)

La primer medida adoptada por el nuevo gobierno argentino ha sido la de aumentar los impuestos: ¿El pretexto? Que la Caja Fiscal necesita más fondos. Esta ha sido la constante en Latinoamérica, con cualquier clase de gobierno en cualquier tiempo: la economía del gobierno se resuelve cargando más sobre las espaldas del pueblo, y cada crisis es tomada como si salvando la caja fiscal se salvara la economía general.

Los hechos demuestran que se trata de una falacia perjudicial, que lo único que ha hecho ha sido impedir la acumulación de capitales en la América Latina y, por consiguiente, su desarrollo.

El gobierno gasta sin medida; crea cargos para sus paniaguados; roba sin pudor ni límites; falsifica la moneda; despilfarra los créditos que toma y luego, cuando aparecen las crisis, intenta resolverlas con nuevos impuestos o aumentando los antiguos.

En ninguna parte de América Latina se resuelve el problema de manera inteligente, esto es, limitando los gastos, eliminando burócratas, cerrando programas que despilfarran el dinero, achicando los créditos.

En ninguna parte de esta región asolada por la estupidez y la voracidad de los políticos, se ha pensado que el aumento de impuestos cierra el camino al ahorro, y que con ello lo cierra también, y de manera decisiva al desarrollo.

Está demostrado que cuando el dinero se encuentra en el bolsillo de la gente – en forma de ahorro- se acumula el capital y se invierte, lo que hace que se mueva el molino del desarrollo; cuando el dinero permanece en la caja fiscal, el ahorro se extingue y el capital desaparece.

Surgen de la nada grandes fortunas y se forma un inmenso campo de miseria que ahoga la economía del país. El dinero acumulado en la caja fiscal es fácil presa del funcionario y no sirve para el desarrollo.

¿Por qué entonces todos los gobernantes latinoamericanos inician sus mandatos aumentando los impuestos con el pretexto de la "necesidad fiscal"? La respuesta es fácil: no hay políticos honestos en la América Latina, ni partidos políticos que no busquen el poder para hacerse de los fondos del gobierno.

Léanse los discursos de todos los mandatarios de los últimos cincuenta años en la América Latina: " He encontrado exhausta la caja fiscal". "El gobierno anterior me obliga a aumentar los impuestos". "La crisis solamente podrá ser superada mediante el cumplimiento de la obligación fiscal". "Pido paciencia, pero es imperativo superar la crisis mediante un aporte más amplio y riguroso".

Nada de " vamos a despedir la mitad de la burocracia que no sirve para nada" o "vamos a bajar los impuestos a la mitad para que ciudadano pueda pagarlos y ahorrar".

La crisis económica no se resuelve haciendo crecer al gobierno, a sus programas o a la caja fiscal. Se resuelve dejando trabajar a la gente, dejando que ganen lo suficiente como para darse los gustos – que es consumo – y ahorrar – que es capitalismo -.

Los gobiernos mienten, o se equivocan, cuando dicen que las crisis se resuelven mediante el alza de los impuestos o la ampliación de la contribución. Las crisis se resuelven limitando los gastos, despidiendo la gente superflua en la burocracia y bajando los impuestos. ¿Por qué no progresa América Latina, siendo un continente tan rico? Porque Dios le dio de todo, menos inteligencia y honestidad.