Nuevo milenio
Enrique Vargas Peña
Se inicia, mal que le pese a Fidel Castro, un nuevo milenio de la Era
Común, que comenzó con una fecha arbitraria fijada por un oscuro sacerdote en el año
525.
La fecha fue el 753 Ab Urbe Condita, es decir, el año 753 desde la
fundación de la ciudad de Roma, cuyo calendario se usaba entonces.
De cualquier manera, el calendario así establecido es hoy de uso
común y es absurdo pretender desconocerlo.
El nuevo milenio comienza con un signo impresionante de los nuevos
tiempos, la celebración universal, a través de CNN, que lleva a todas la pantallas de
televisión de todo el mundo el avance inexorable de las horas según gira la Tierra
alrededor del Sol.
A la hora de escribir estas líneas, Nueva Delhi acababa de recibir al
nuevo milenio y antes lo habían hecho ya las islas del Pacífico, Corea, China y Japón.
En pocas horas más, la rotación habrá terminado, otra vez sobre el
Oceáno Pacífico y todos estaremos viviendo ya el 1 de enero de 2000.
La globalización, que es lo que CNN ha mostrado, con sus desafíos,
alcanza al Paraguay con señales ominosas de encontrarse en camino a volver al primer
milenio, con sus instituciones políticas desquiciadas y repartidas de un modo feudal, su
Estado incapacitado de atender necesidades mínimas de mantenimiento de la infraestructura
nacional y la intolerancia como modo de relacionamiento social.
Nada permite albergar grandes esperanzas de cambio en un futuro
inmediato. Antes bien, todo indica que la dictadura instaurada el 28 de marzo de 1999 se
consolidará para beneficiar a unos pocos a costa de todos los demás.
Ni el retiro del partido Liberal Radical Auténtico del gobierno,
concretado hoy, 31 de diciembre, ni el deterioro de las relaciones con el nuevo gobierno
argentino presidido por Fernando de la Rúa, que ya fue acusado por Francisco José de
Vargas de ser cómplice de Oviedo, ni la formación de una fuerte movimiento de opinión a
favor de elecciones inmediatas, son suficientes para modificar la situación.
El régimen no depende del Partido Liberal Radical Auténtico, ni de la
Argentina, ni de la opinión pública. La dictadura paraguaya depende de los gobiernos de
Estados Unidos, Brasil y el Vaticano y mientras ellos la sostengan, la lucha será árdua
y difícil.
Sin embargo, es de esperar que el espíritu general del nuevo milenio alcance al
Paraguay y le permita, en algún momento a la brevedad, recuperar sus libertades y su
independencia perdidas.