Soluciones que son
problemas
Enrique Vargas Peña
Las soluciones que el senador González Macchi encuentra para dilatar
su lamentable gobierno, consistentes en promesas que realiza hipotecando recursos
públicos a aquellas fuerzas sociales capaces de llamar su atención, son otros tantos
problemas que impone al país, dificultando su existencia.
Cuando dispone asignar más de doscientos millones de dólares a
determinado grupo campesino, por ejemplo, está ordenando en realidad que los medios que
el país hubiera podido destinar para el beneficio de todos, sean usados en establecer
privilegios sectoriales que le servirán ciertamente de base política pero que no
contribuirán en nada a mejorar la condición general en que vive la gente.
Para pagar las promesas que la permanencia en el poder del senador
González Macchi requiere se dejan de a construir o mantener rutas, o sistemas de
telecomunicaciones, o de fundar o alimentar bibliotecas en los centros educativos del
interior, o de garantizar una atención de salud tal que no haya epidemias de dengue.
Hay que recordar, sin embargo, que esas promesas son, por definirlas de
alguna manera, accesorias a las necesidades internas que el régimen exige: son pagos
aparte de los que debe realizar a sus sostenes "institucionales" entre los que
se cuentan el movimiento "Reconciliación Colorada" y algunos conocidos
contratistas del Estado.
Estos son los que se llevan la parte del león, cuyo costo se demuestra
en el simplemente catastrófico estado de las cuentas públicas.
El país debe saber que está pagando por la vía ordinaria el
mantenimiento de una clientela política y de contratos de privilegio. Las denuncias han
sido realizadas por gente con nombre y apellido, sin que la Fiscalía General del Estado,
ocupada en perseguir a opositores, se haya dignado siquiera a tomar nota de las mismas.
Pero incluso cuando no cumpla las promesas que prodiga a los que son
capaces de molestarle, González Macchi no estará prestando un buen servicio al país,
porque estará contribuyendo decisivamente a agravar el clima de descontento general que
existe al defraudar a los supuestos beneficiarios de su desastrosa gestión.
Ya se ha señalado que el régimen no tiene capacidad para actuar de
otra manera por la sencilla razón de que al carecer de legitimidad democrática, se debe
a la satisfacción de los diversos apetitos corporativos que lo sostienen en contra de la
voluntad del pueblo paraguayo.
El gobierno del senador González Macchi es, pues, un problema en sí
mismo y no la solución de los numerosos asuntos que dificultan el desarrollo y el
bienestar de los paraguayos.