Enrique Vargas Peña

El título corresponde al artículo que publicó en ABC Color, el domingo 26 de diciembre último, el periodista Ilde Silvero, quien fue durante mucho tiempo Director del órgano de la Iglesia Católica, "Sendero".

Silvero reconoce en su artículo lo que todo el mundo ve en la calle y siente en el bolsillo, que 1999 fue un año pésimo, que todos los índices que suelen medir la salud de una sociedad, desde el Producto Interno Bruto hasta el de venta de petardos están estancados o cayendo vertiginosamente, que todos, desde el presidente de la Asociación Rural hasta Carlos Filizzola, están descontentos, que la tristeza es el espíritu que anida en el Paraguay de Marzo. Silvero admite incluso que la escacés económica y la inestabilidad política no permiten augurar un futuro mejor.

Sin embargo, a la hora de indagar las causas de la lamentable situación que nota, Silvero evade la realidad y entra en la poesía, en el lirismo.

Para él, haber derrocado a un gobierno legal y legítimo es uno de los grandes aciertos del año, "un timbre de orgullo de nuestro patriotismo y de nuestras convicciones cívicas".

A pesar de la larga y siniestra lista de abusos de poder ocurridos desde aquel derrocamiento, Silvero dice que "hemos preservado nuestras libertades". No hacen aún dos semanas que la policía disolvió, "por orden superior" una reunión opositora y detuvo, sin orden judicial, nada menos que a treinta y dos personas. Ese mismo día esa misma policía tenía orden de reprimir también una reunión de ciudadanos pidiendo elecciones, lo que fue impedido a último minuto por un juez.

Pero para Silvero "hemos preservado nuestras libertades".

Claro, debe ser que Silvero piensa como todos los partidarios del régimen de marzo: la oposición no tiene derechos. Por tanto las libertades de las que habla son las que tienen él y los demás oficialistas.

La usurpación del poder es para Silvero un "sapo que debemos tragar para evitar peligros mayores".

¿Qué peligro mayor que impedir el pronunciamiento del pueblo puede haber en una democracia?

Y allí ensaya Silvero la explicación fundamental que está en boca de todos los oligarcas del Paraguay: el pueblo paraguayo es cretino y no sabe elegir: "una y otra vez hemos ejercido nuestro derecho al voto con pésima preferencia y peores resultados".

Y como es cretino y no sabe elegir, está bien que no haya elecciones y que gobiernen las corporaciones.

Después de decir eso, Silvero tiene todavía la temeridad de acusar de fascista al anterior gobierno, cuando que el fascismo se observa claramente en lo que él sostiene y defiende.

Claro, en el Paraguay de Marzo, ser demócrata es no querer elecciones, ser opositor es estar en el gobierno y ser antifascista es favorecer a la autocracia corporativa.

El régimen acusa de fascistas a todos los que están junto al pueblo.

Es un "uso moderno" de la palabra "fascista", que les sopló al oído el señor Peter Romero, porque el uso antiguo, el que está en la historia, el que produjo a Mussolini e Hitler, ese le cabe plena y solamente al régimen de Marzo.