La
Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (Feprinco)
del Paraguay ha dado a conocer su rechazo al presupuesto general de
gastos para 2001 presentado por el Poder Ejecutivo por considerar que
el mismo, deficitario y reducido a pagar los salarios de la enorme
burocracia estatal, ahondará la ya grave situación económica del país.
Toda persona que se haya dedicado a informarse, aun
superficialmente, sobre el presupuesto coincide con el planteo de
Feprinco y sabe, como los empresarios nucleados en dicha asociación,
que el país se encamina a una debacle administrativa y económica
como no se había visto en más de setenta años.
Es ante una situación como esta que resulta imperioso insistir
en la cuestión de la legitimidad de los gobernantes: cuando un
gobierno no surgido de las urnas mantiene un rumbo que según todos
los observadores está llevando al país al despeñadero es necesario
recordar a ese gobierno que la responsabilidad ulterior existe.
Se han explicado suficientemente aquí las razones por las que
el gobierno de González Macchi no puede, en realidad, hacer algo
diferente a lo que está haciendo: él es prisionero de su propia lógica
política y el empleo y el contrato públicos son la
matriz fundamental de su base social.
Sin embargo, más temprano que tarde, incluso los beneficiarios
más directos de las acciones del gobierno serán afectados por sus
consecuencias, por los límites que la realidad impone a la voluntad y
a los deseos.
Cuando eso suceda, a las dificultades económicas y
administrativas se agregarán nuevas dificultades sociales y políticas,
como si hicieran falta estaas adiciones.
Entonces el país estará preparado para aceptar la salvación
de cualquiera capaz de proponérsela con una fórmula conocida: yo
o el caos.
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