El gobierno de Luis Ángel González Macchi resolvió, con el
acuerdo de la representación corporativa del empresariado, elevar
el salario mínimo en un quince por ciento a partir del 1ro. de
mayo.
La medida es inoportuna desde el punto de vista de los
trabajadores además de que caben sobre ella graves sospechas de
instrumentación política.
El aumento incidirá directamente sobre la capacidad de
generar empleo de la economía paraguaya que arrastra ya un déficit
crónico y elevado en la materia (dieciseis por ciento de desempleo
oficial, cincuenta por ciento de informalidad).
Al elevar el costo requerido para incorporar gente al mercado
laboral, el gobierno está negando oportunidades a miles de
ciudadanos que necesitan ingresos y que, si tienen suerte, se verán
obligados a enrolarse en el sector informal con todos los riesgos
que ello implica.
El gobierno asume así una pesadísima responsabilidad histórica.
La oportunidad de la medida despierta curiosidad, por decir
lo menos.
El próximo 6 de mayo el partido Colorado debe elegir
autoridades internas y candidatos para las elecciones municipales de
noviembre. Hay numerosos indicios que permiten suponer que el
gobierno será repudiado por un sector significativo del electorado
colorado.
El aumento del salario mínimo, pues, podría servir al
gobierno para tratar de desactivar un descontento que puede muy bien
convertirse en un notable pronunciamiento del pueblo el 6 de mayo.
Si se confirma que el gobierno ha decratado el aumento
salarial en base a razones electorales, dilapidando por
consideraciones cortoplacistas, mezquinas y sectoriales, las
oportunidades de trabajo de los sectores más necesitados de la
sociedad, el país se encuentra sometido al grupo de poder más
irresponsable de toda su historia, plagada de populismos.
No es posible jugar de esa manera con la suerte de miles de
personas que ahora, por causa de esta medida, deberán sufrir una
agudización del proceso de deterioro en que se encuentra el país.
En cuanto a la cúpula corporativa del empresariado, es
probable que ella pueda absorber el incremento, trasladando a los
contribuyentes los nuevos costos, pero ese no es, ciertamente, el
caso del amplio resto, que verá agravada la recesión en que se
encuentra sumido el país.
*Publicado
como editorial de La Nación
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