Quienes hemos manejado industrias alguna vez
sabemos lo que significan las rigideces del sistema financiero
paraguayo, sus altos intereses, las dificultades que la falta de
recursos impone al desarrollo del sector.
La aprobación del fondo de rescate industrial por la Cámara
de Diputados, por tanto, debería llenar de satisfacción a todas las
personas que conocen lo que es hacer empresa en el Paraguay.
El
proyecto obliga al Estado a emitir bonos por 700 mil millones de guaraníes
y establece que serán beneficiarias todas las industrias que tengan
deuda con el Instituto de Previsión Social y con entidades
fiscalizadas por el Banco Central.
Estos bonos no pagarán interés, vencerán a los 15 años,
contarán con la garantía
total e irrestricta del Estado, estarán exentos de todo tributo y
podrán ser negociados y transferidos.
De acuerdo con el proyecto de ley, los bonos solo podrán ser
emitidos
con
el fin de reestructurar las deudas del sector industrial con las
entidades financieras,
incluyendo interés y costas judiciales.
Serán destinatarias de estos bonos todas las entidades
financieras sujetas a
control del Banco Central del Paraguay, incluso las que se hallen en
estado de intervención o en proceso de liquidación judicial o
extrajudicial y el Instituto de Previsión Social.
De acuerdo con el proyecto de ley, los bonos serán adquiridos
del Ministerio de
Hacienda por el industrial, por el 10 por ciento de su valor nominal,
pero las entidades financieras las contabilizaran como una inversión
del ciento por ciento de su valor nominal.
La emisión de estos bonos con que será financiado el proyecto
tiene, ciertamente, sus grandes riesgos. Los dos principales son que
su costo termine siendo cargado sobre el pueblo y que su destino sea
aumentar las riquezas de algunos privilegiados.
Estos son los riesgos sobre los que deberán trabajar ahora los
senadores, que tendrán a su cargo la sanción definitiva del
proyecto, aunque, dados los antecedentes de la Cámara Alta, es
probable que el rescate sea promulgado sin mecanismos cautelares
adecuados.
Sin embargo, como ha señalado apropiadamente el presidente de
la Unión Industrial Paraguaya, Guillermo Stanley, si aquí se están
aprobando bonos para pagar sueldos del sector público, hipotecando
auténticamente el futuro del país para que pasen un buen presente
los clientes del gobierno de turno, por qué no debería correrse el
riesgo de apostar algo al sector industrial.
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