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El poder y Yoyito

Enrique Vargas Peña

25 de octubre de 2000

   

El vicepresidente Julio Cesar Franco y su equipo están cerca del poder. En principio, es necesario decir que no están allí por accidente, sino porque han desarrollado una política que los condujo a esa posición.

Es indudable que esa política recibe el inesperado auxilio de la que desarrolla por su parte el gobierno de Luis Ángel González Macchi, agravando todos los problemas que existían en el país y creando otros, nuevos.

En este momento, resulta claro que Franco se ha constituido ya en un poder paralelo al del presidente y que hay una parte importante y creciente del país dispuesta a seguirle.

De hecho, hay sectores que claman con desesperación incluso, el acceso de Yoyito y su equipo al gobierno. La cuestión más importante es la condición en que están dispuestos a hacerse cargo.

Entre los elementos que se están pesando en busca de tomar una decisión, se cuentan, el papel de Estados Unidos, el de Brasil y el de los organismos internacionales de crédito.

La situación de las finanzas públicas es sencillamente desastrosa. Esto significa que, a corto plazo, el gobierno quedará literalmente incapacitado de hacer frente a compromisos tan básicos como el pago de los salarios militares.

Estados Unidos, que respalda al gobierno por decisión personal del presidente William Jefferson Clinton (por el caso del filipino Mark Jiménez), parece decidido a prolongar en cuanto le sea posible la existencia de la administración de González Macchi, a raíz de lo cual ha abierto la posibilidad de instrumentar nuevos préstamos para el Paraguay que permitirían sortear los vencimientos.

Sin embargo, existen requisitos mínimos de administración que dificultan materializar la concesión de esos préstamos, requisitos sobre los que trabajan tanto el gobierno como el equipo del vicepresidente Franco.

El resultado de las elecciones norteamericanas del 7 de noviembre tiene, pues, particular importancia para el Paraguay.

Un triunfo demócrata implica la posibilidad para Clinton de mantener su asistencia al gobierno. Un triunfo republicano obligará al presidente saliente a ordenar la casa antes de entregarla lo que podría significar el fin de González Macchi.

Los organismos internacionales de crédito, aunque juegan con relativa autonomía, están también a la espera de ese resulltado.

Brasil, por su parte, apoyará a quien le ofrezca mayor seguridad y ese es, precariamente, González Macchi. Pero un aumento de la precariedad podría hacer cambiar la evaluación.

           Esto es lo que están esperando Franco y su equipo: un deterioro tal de la posición interna de González Macchi que deje de ser negocio para Brasil y una definición en Estados Unidos que permita hacer cálculos.

 

   

 

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