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La crisis del oviedismo

Enrique Vargas Peña

Una crisis se ha desatado en el oviedismo, en razón de la nominación del abogado Max Narvaez como apoderado general de la Unión Nacional de Colorados Eticos (UNACE).

El aparato propagandístico del régimen, por su parte, propaló una conversación entre Narvaez y Oviedo, en la que se habla de la necesidad de que los diputados elegidos por UNACE aclaren el destino de un dinero usado para la campaña electoral.

A raíz de esta conversación y de aquel nombramiento, los diputados que integraban la bancada del UNACE han cuestionado el manejo que Oviedo hizo del tema y anunciaron su disposición a actuar en lo sucesivo de manera independiente.

Esto, sumado a la actitud de la bancada liberal que rompió el compromiso que tenía con la bancada del UNACE el apoyo al diputado Sostoa, cuyo mandato fue casado por la Justicia Electoral, movió a los diputados oviedistas a mostrar también su disposición a negociar con el régimen alguna forma de avenencia mutuamente conveniente.

El régimen necesita de esa avenencia porque el Partido Liberal Radical Auténtico le planteó el vergonzoso ultimátum, que por otra parte cumplirá difícilmente, por el que pretende arrogarse sin mandato del pueblo la vice presidencia de la República y el cuarenta por ciento de los cargos públicos.

Hoy, 23 de diciembre, está prevista una reunión entre una sustancial mayoría de la bancada oviedista (22 miembros) y voceros del gobierno y del argañismo.

Sea cual fuere el resultado de tal reunión, o aún en el caso de que la misma no se realice, parece evidente que algo no está funcionando en el comando de Oviedo.

Es difícil pensar que una ruptura como la señalada sea consecuencia de algún tipo de planificación, incluso de depuración, del oviedismo y es difícil evitar la idea de que se trata de un debilitamiento de la oposición que solamente beneficiará las chances del régimen para permanecer indefinidamente en el poder.

Es indudable que las circunstancias que tuvo que soportar Oviedo pueden derrotar a cualquiera, aún al más preparado. Pero también lo es el hecho de que Oviedo no mostró haber medido adecuadamente la magnitud de las fuerzas a las que se enfrentaba, lo que permite hablar de una falencia de análisis.

En consecuencia, existe una probabilidad de que la crisis con los diputados de la bancada oviedista sea el resultado de un error que pone en peligro a la única fuerza que era capaz de aglutinar a la oposición al régimen de Asunción.

Si este es el caso, Oviedo debería hacer el esfuerzo de entender la razón por la que ha concitado tanto apoyo y comprender que allí hay, por eso, una responsabilidad, la de mantener la causa popular.