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Washington Ashwell

Enrique Vargas Peña

22 de agosto de 2000

  

        El presidente del Banco Central del Paraguay, Washington Ashwell, sostiene que el  país se encuentra en franco proceso de recuperación y que la economía está dando ya señales de crecimiento. El señor Ashwell utiliza, para basar su afirmación, la incidencia de dos o tres sectores muy especiales en el Producto Interno Bruto.

        El caso del crecimiento previsto para la agroexportación es muy demostrativo de esta especialidad.

        El sector agroexportador es uno de los más dinámicos de la economía paraguaya, pero sus efectos multiplicadores están muy limitados por el tipo de estructura empresarial que se encarga de motorizar a este sector.

        Se trata de una estructura muy próxima al oligopolio, que concentra la generación de recursos en un grado superlativo. Consecuentemente, su aporte al crecimiento del Producto Interno Bruto, aunque puede modificar la lectura de las cifras macroeconómicas, no implica por sí mismo la existencia de una tendencia sostenida de crecimiento económico, más aún porque su propio desarrollo depende más de variables internacionales que de condiciones locales.

Una analogía que puede facilitar la comprensión del fenómeno es la que proporciona el sector petrolero en Venezuela, bastante mejor conocido y analizado que cualquiera del Paraguay, que modifica las cifras macroeconómicas de aquella economía pero no impide que el ochenta por ciento de la población se encuentre sumido en un proceso de pauperización acelerado.

        De la agroexportación surgen, principalmente, los números que utiliza el señor Ashwell para pintar un país que la gente común atribuye a la imaginación del presidente del Banco Central, pues en la calle, la recesión no hace más que agravarse.

        Además, el Banco Central no ha dado a conocer con la profusión deseable un desglose del Producto por sectores o por regiones, lo que permitiría explicar con mayor solvencia lo que sucede en el país y observar quiénes son, en realidad, los que están acaparando los recursos nacionales.

         Esta falta de información al público acerca de todas las cifras de la vida económica paraguaya no es accidental y es resultado de la posición política del señor Ashwell, quien desde el principio mismo de su gestión dejó en claro que la transparencia no era su objetivo ni su instrumento para administrar el Banco Central.

         De hecho, fue él quien suprimió, de un plumazo, la publicación de los informes sobre la solvencia del sistema financiero nacional.

        Hay otros síntomas inocultables de que el país de Ashwell no es el Paraguay del resto de los paraguayos, por ejemplo, el crecimiento descontrolado del déficit fiscal, que está mostrando no solamente quiénes se quedan con los recursos, sino qué políticas está usando el régimen con tan desastrosos efectos.

         El Paraguay real no está creciendo. Está decreciendo. Los disfraces no modifican el hecho de que hay cada vez más pobres y menos ricos en el país. 

 

       

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