El embajador de Brasil en Paraguay, Luis Alberto Castro Neves,
anunció el 11 de enero que su país tiene todo dispuesto para
otorgar al nuestro un crédito por valor de doscientos seis millones
de dólares americanos y que, además, habría una disponibilidad de
inversiones brasileñas por mil millones de la misma moneda.
El
crédito estará destinado a obras viales: en realidad se trata, según
reportes de prensa, de la entrega de maquinaria vial brasileña, lo
que en resumen significa que Brasil obliga al gobierno de Luis Ángel
González Macchi a hacer pagar a los contribuyentes paraguayos las máquinas
que no puede vender en el mercado internacional por poco
competitivas.
Hay
que puntualizar que la prensa paraguaya ha registrado la queja de
los empresarios viales paraguayos en el sentido de que tienen mucha,
muchísima, maquinaria ociosa en estos momentos, por lo que la
maquinaria ofrecida resulta a todas luces poco necesaria.
Se
trata de colaboraciones brasileñas pactadas el pasado año
entre los presidentes Fernando Henrique Cardoso y Luis González
Macchi, por las que el gobierno paraguayo se comprometió, además,
a otorgar facilidades fiscales a empresas brasileñas.
El
embajador Castro Neves aclaró, como si hiciera falta, que los
proyectos de inversión brasileños están pensados para satisfacer
al mercado brasileño.
De
confirmarse esta operación se podrá decir que no se había visto
cosa semejante desde la desaparición del Tratado de Ayuda Económica
Mutua (COMECON) del bloque comunista, mediante el cual la Unión
Soviética imponía a sus países satélites la compra de los pésimos
productos industriales rusos y les obligaba a regalar los suyos. Los
gobiernos títeres de esos países obligaban así a sus pueblos a
pagar la ineficiencia y el nivel de vida de sus amos soviéticos.
En
síntesis, Brasil impone la compra de sus malos productos al
gobierno paraguayo y, a cambio, este convierte al Paraguay en un
mercado cautivo del Brasil.
Si
esto se agrega al establecimiento de un sistema de control aduanero
paraguayo fiscalizado por Brasil bajo el eufemismo de "control
conjunto" que, por supuesto no se realizará en el lado brasileño
de la frontera más que para la propaganda, y el proyecto de venta
de toda la energía de Itaipú a precio de regalo- al Brasil a
cambio de imponer a los consumidores paraguayos los sobrecostos de
una ridícula usina térmica para paliar el consecuente déficit, se
tiene el cuadro completo del proceso de satelización del Paraguay y
de lo que el gobierno de Luis Ángel González Macchi es en la
historia de nuestro país.
Cuando
González Macchi termine su tarea, habrá que pedirle al embajador
brasileño que al menos nos deje elegir a nuestro gobernador, como
hacen los demás estados de su República Federativa.
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