Los fueros del
auto
Enrique Vargas Peña
Agustín Lovera Cañete, quien administra un juzgado de Primera
Instancia en lo Criminal, nos hizo saber a los paraguayos que no solamente los jueces del
régimen tienen fueros, sino que también los tienen sus autos.
En el Paraguay de Marzo, el que construyeron los curas Francisco Oliva,
Humberto Villalba, Cristóbal López, Domiciano Ramírez, los obispos y la embajada del
Vaticano, los autos de los magistrados tienen fueros.
A raíz de haber violado los fueros del auto de Wildo Rienzi, amigo de
Juan Carlos Wasmosy que preside el Poder Judicial del régimen, tres paraguayos han sido
privados de su libertad.
Es que en el Paraguay de Marzo, la libertad de las personas vale menos
que el fuero de un automóvil. En realidad, la libertad de las personas le interesa muy
poco al régimen. Por si alguien no lo cree, que vaya a preguntar a algún integrante del
noventa y tanto por ciento de personas que pueblan las cárceles, privadas de libertad sin
condena.
En la Corte Suprema, Raúl Sapena Brugada y Carlos Fernández Gadea,
por su parte, determinaron que el abogado Benigno López, funcionario público que recibe
un salario pagado por todos los paraguayos para atender los asuntos del Banco Central,
reciba además nada menos que un millón de dólares americanos, por haber atendido esos
asuntos para cuya atención recibe aquel salario.
Ese millón de dólares también deberemos pagarlo nosotros, los pobres
paraguayos de segunda que ya sostenemos los elevados salarios de los oligarcas empotrados
en la administración pública con los impuestos que nos hacen pagar los representantes
del sistema en el Congreso.
Al mismo tiempo, la administración judicial del régimen guarda
silencio sobre las comisiones cuya existencia confesó el señor González Macchi, como
guardan silencio sobre este y los demás asuntos señalados los zoqueteros que dirigen el
Partido Liberal Radical Auténtico.
Esos zoqueteros solamente hablan cuando se trata de reclamar una mayor
parte del botín.
Después, los dueños de los autos con fueros, de honorarios ofensivos,
o de las demás regalías, sinecuras y privilegios con que la oligarquía alimenta su buen
vivir a costa de hambrear al pueblo, van por el mundo diciendo que aquí hay "Estado
de Derecho" y que lo que ellos tienen está siendo obtenido con justicia porque tiene
sanción y respaldo de su Corte Suprema; esa misma que, con la bendición católica, nos
está privando del derecho a elegir a nuestros gobernantes y expresar nuestra voluntad.
Y allí se ve la hilacha: el señor Rienzi y sus cómplices no quieren
que el pueblo paraguayo vaya a las urnas porque no quieren poner en peligro el sistema que
les rinde tanto provecho; porque temen que el pueblo diga basta a tanta arbitrariedad y,
sobre todo, a tanto mal uso del dinero que se le saca para que unos pocos vivan muy bien y
circulen sin el peligro de ser molestados por algún iluso funcionario de esos que creen
en la igualdad ante la ley.