El
ministro de Hacienda, Francisco Oviedo, adelantó que si el Congreso
no autoriza una emisión extraordinaria de bonos, por valor de 85
millones de dólares, se verá obligado a utilizar los fondos
depositados en el Banco Central del Paraguay, para cubrir el déficit
fiscal.
Los
bonos se usarían además para pagar salarios y aguinaldos de
diciembre y el uso de los fondos de Hacienda en el Banco Central
incrementará la cantidad de dinero en circulación, lo que significa,
en términos sencillos, más inflación.
Y
la inflación es un impuesto encubierto, pues la pérdida de valor
adquisitivo de la moneda es la contribución que hacen los ciudadanos
para que el gobierno cubra sus gastos con más dinero.
Es
decir, el gobierno está poniendo al contribuyente ante una disyuntiva
de hierro: o paga el déficit mediante un mayor endeudamiento o lo
hace mediante el impuesto inflacionario.
El
ministro Oviedo no plantea la solución obvia: cortar los gastos del
gobierno.
No
lo hace porque estos gastos del Estado, que en el vigente y en el próximo
presupuestos no son inversiones sino meros pagos de salarios y
beneficios a sus amigos, son la clave del poder del gobierno, sin la
que no podría sobrevivir mucho tiempo.
El
gobierno, pues, prioriza, su supervivencia antes que la suerte del país
y en ese orden de cosas, amenaza con agregar la inflación a los males
que aquejan al país con tal de mantenerse.
El
oficialismo transfiere a la ciudadanía el costo de su poder, sin
mostrar voluntad alguna de realizar los sacrificios que la situación
de crisis impone y que él mismo exige al país.
El
Congreso, que recibe estas presiones, está en posición de
rechazarlas y de poner las cosas en su verdadera dimensión,
modificando radicalmente el presupuesto de 2001, imponiendo allí los
cortes que sean necesarios para equilibrar la situación, tal como lo
piden los empresarios y como lo espera la sociedad.
Sin
embargo, como los más importantes jefes políticos del país figuran
entre los clientes del gobierno, habrá dificultades en el Poder
Legislativo para reunir una mayoría capaz de defender el poder
adquisitivo de los representados.
Es casi seguro que el ministro Oviedo termine por obtener una de las
dos cosas que pidió, aunque si obtiene los bonos, la inflación no
desaparecerá del horizonte, solamente esperará hasta mediados del año
próximo.
|