El siguiente comentario no hace referencia al problema propiamente
médico de las epidemias de dengue e influenza que ahora sufre la población paraguaya,
sino al problema político del que resultan.
El dengue era una enfermedad endémica en el Paraguay y el clima
favorece la aparición periódica de males como la influenza, que dicen que es una especie
grave de gripe.
Ha sido siempre muy difícil hacer desaparecer estas plagas del
Paraguay pero ha sido siempre función del gobierno mantenerlas dentro de unos límites
relativamente soportables.
De hecho, uno de los logros innegables del régimen autoritario
derrocado en 1989 fue relegar estos problemas a sus mínimos históricos, presumiblemente
debido a que los recursos necesarios para hacerlo fueron efectivamente invertidos en el
área.
¿Por qué resurgen el dengue o la influenza como problemas crónicos
de este país?
Resurgen porque, independientemente de problemas cíclicos que
eventualmente pudieran incidir en su reaparición, los recursos destinados a mantener la
salubridad pública han disminuido o han sido mal administrados.
Las cosas no suceden por accidente. Acontecen porque existen
condiciones para que ocurran.
Las condiciones del Paraguay de hoy se resumen en una grave mala
administración de los recursos públicos, simbolizada por los relativamente enormes
montos de dinero del pueblo que se han destinado a pagar las cuentas dejadas por unos
cuantos "financistas" sinvergüenzas amigos del poder en el curso de la
interminable crisis financiera que afecta al país desde abril de 1995, que bien hubieran
podido usarse en mantener los niveles de calidad de salud pública preexistentes.
La decisión de usar esos recursos en rescatar a los amigos del poder,
que en el momento en que fue tomada fue justificada por personas supuestamente
reponsables, como Gonzalo Quintana o Armando Espínola por citar dos casos que se
pretenden encubrir, fue política y se debió al compromiso de quienes tomaron dicha
decisión con Juan Carlos Wasmosy.
Sin embargo, también cabe decir que el ministerio de Salud Pública y
Bienestar Social ha sido rebasado por los hechos y eso muestra un cierto nivel de
ineficiencia en la administración del aérea por parte de quienes se encargan de ella
desde marzo de 1999.
Si ese cierto nivel de ineficiencia se encuadra en el marco de las
numerosas denuncias de corrupción y arbitrariedad que jalonan la actuación del ministro
Martín Chiola, se tiene que existen razones políticas no solamente en la asignación de
recursos, sino en la gestión de los mismos.
Lamentablemente, al haber sido destruidos los mecanismos de corrección
democráticos de problemas como los señalados, las posibilidades del país no son
alentadoras, antes bien cabe pensar que la población paraguaya irá sufriendo cada vez
mayores males en el camino al pasado por el que la lleva la podrida oligarquía nacional.