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Perú y Austria

Enrique Vargas Peña

08 de junio de 2000

 

           Antonio Guterres, primer ministro portugués y presidente pro témpore de la Unión Europea pidió ayer (070600), según los despachos de las agencias noticiosas, que Europa sancione a Perú por la irregular reelección de Alberto Fujimori.

         El pedido de Guterres es, claramente, una comedia: ni su país, que no tiene que pedir permiso ni acuerdo de nadie para desarrollar su política latinoamericana, ni los países europeos gobernados por sus correligionarios de la “Tercera Vía”, han hecho nada significativo en defensa de la democracia peruana.

         En realidad, lo que ocurre en Perú le importa poco o nada a Guterres, quien posiblemente tenga dudas acerca de dónde queda tan extraño país.

         Pero está obligado a realizar este pedido, que de antemano sabe sin consecuencias, porque tiene en Europa el problema de lo que él, él personalmente, por orden del canciller alemán Gerhard Schroeder, hizo con Austria, democracia ejemplar del centro de su continente.

         Como se recordará, Guterres fue el mascarón de proa de la iniciativa para imponer a Austria un aislamiento en el seno de la Unión Europea con la excusa de un hipotético peligro para la democracia generado por el acceso al poder en el país del partido Liberal Austríaco de Jörg Haider, a quien se calificó de simpatizante de Hitler.

         Hay que remarcar esto. Por una hipótesis, una mera suposición, sin otro sustento que los temores que despierta la crítica a la corrupción de los políticos, los partidos de la “Tercera Vía” impusieron a Austria sanciones que no se imponen a totalitarismos como China o Arabia Saudita.

Por supuesto, el acceso de los liberales al poder en Austria no afectó a la democracia, antes bien la fortaleció, hasta el punto que ahora, desde el pasado 6 de junio, el Partido Popular Europeo readmitió en su seno al Partido Popular Austriaco, socio de Haider en el gobierno de Viena, y varios políticos de aquel están impulsando en el Parlamento Europeo la finalización de las sanciones.

Este es el contexto en que se presenta Guterres a pedir, “pour la gallerie”, sanciones para Perú. Si las impulsó para Austria en base a conjeturas gratuitas, cómo no solicitarlas para Perú donde hubo irregularidades comprobadas.

           Sin embargo, y por todo lo señalado, Fujimori, presidente peruano, duerme tranquilo y uno de estos días se le verá emprendiendo alguna gira europea en la que será recibido, tan cordialmente como lo fue en ocasiones anteriores, por Guterres, Schroeder y demás jefes de la “TerceraVía” mientras millones de peruanos viven despojados de todo derecho.

 

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