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Megaelecciones coloradas

Enrique Vargas Peña 

05 de mayo de 2001

Los afiliados al partido Colorado (Asociación Nacional Republicana, ANR) eligen este domingo a los miembros de su autoridad ejecutiva máxima, la Junta de Gobierno; a los de las autoridades partidarias locales, las Juntas Seccionales; a los miembros de la Convención partidaria; a los candidatos del partido para las Intendencias municipales y a los legislativos municipales, las Juntas.

         Son unas verdaderas “megaelecciones” y con ellas, si todo sale bien, el partido Colorado habrá superado la negra página de su historia que representó el golpe de Estado del 28 de marzo de 1999 que no solamente derrocó a un gobierno constitucional, sino que secuestró a la ANR prorrogando inconstitucional e ilegalmente los mandatos de sus autoridades del momento.

         Desde 1947 está perfectamente claro para todos los actores de la vida política paraguaya que la democracia del país depende absolutamente de la democracia interna del partido Colorado.

         Cuando la ANR se cierra, se cierra el país y cuando ella se abre, la libertad paraguaya florece.

         Estas elecciones en particular tienen una importancia especial porque, de no ocurrir lo que habitualmente ha estado sucediendo (fraude electoral o desconocimiento de resultados) ellas implican un paso firme hacia la restauración del Estado de Derecho en el Paraguay.

         Es dudoso que los poderes fácticos que secuestraron al partido Colorado en marzo de 1999 permitan ahora que la situación cambie, sin más ni más. Por lo menos sería un hecho muy curioso. Estados Unidos, Brasil, la Iglesia Católica y la coalición entre Juan Carlos Wasmosy y Guillermo Caballero Vargas difícilmente puedan tolerar un funcionamiento soberano de la ANR.

         De hecho, la apuesta principal de estos sectores, aunque no la única, es el triunfo (por vía electoral) de Nicanor Duarte Frutos, que reconstruiría una fachada legitimada a la autocracia gobernante.

         Pero si esa vía no les resulta y ocurre que el oviedismo (Carlos Galeano Perrone) obtiene una presencia importante en el partido, es muy probable que ensayen de nuevo el método que usaron para derrocar a Raúl Cubas Grau.

         Si el oviedismo logra al menos un cuarto de los votos y los puestos en disputa, el régimen inaugurado el 28 de marzo del 99 estará obligado a abrirse definitivamente y caer (es un sistema autoritario que no puede sobrevivir a la aparición de una verdadera oposición) o a asumir plenamente lo que es y ver, como hizo Fujimori, si perdura por la fuerza.  

 

    

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