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Suba de impuestos

Enrique Vargas Peña 

04 de junio de 2001

 

         La población está siendo amenazada por el gobierno del presidente Luis Ángel González Macchi con una oleada de subas de impuestos en el marco del Plan Sombra del Fondo Monetario Internacional.

         Se extenderá el pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA); se aumentarán de nuevo los precios de los combustibles, se duplicarán las cargas que gravan a tabacos y bebidas alcohólicas, entre otras medidas del mismo estilo.

         Ya es discutible, desde el punto de vista del desarrollo económico y social, cualquier política que aumente la contribución que se pide a los ciudadanos. La investigación teórica, y la práctica, han demostrado más allá de toda duda que elevar los impuestos es un camino seguro al estancamiento.

         Pero en Paraguay hay que agregar otro elemento: los impuestos están siendo elevados por González Macchi para cubrir los costos de la corrupción, del prebendarismo y de la ineptitud de su gobierno. No hay gastos legítimos a cubrir. El presidente pretende hacer pagar a todos los paraguayos su mal manejo de la cosa pública y eso es inaceptable desde el punto de vista económico y, principalmente, desde el punto de vista moral.

         Es necesario señalar que el desorden de la administración paraguaya es plenamente conocido por el Fondo Monetario Internacional, por lo que su aval para este objetivo del gobierno de González Macchi es sencillamente sorprendente y admite como única explicación un sórdido interés político que nada tiene que ver con las necesidades reales del Paraguay.

          Como cuestión de principio, el pueblo paraguayo no tiene por qué pagar los costos de la mala administración de González Macchi, sobre todo si se considera que el presidente de la República no fue elegido popularmente ni lo fue de una manera constitucionalmente incuestionable.

         No es posible que las autoridades, y los organismos multilaterales de crédito, crean que pueden cargar indefinidamente a los ciudadanos paraguayos sus arbitrios económicos como si los bolsillos de la gente estuvieran permanentemente llenos de dinero.

         Lo cierto es que los paraguayos están cada vez más pobres, abrumados por los desaciertos que les impone el gobierno.

         Lo que corresponde aquí es tomar el camino contrario al que proponen el presidente de la República y el Fondo Monetario Internacional, eliminando las prebendas públicas y combatiendo la corrupción. Hay que bajar la presión impositiva para reactivar la economía.

         Los representantes del pueblo en el Congreso Nacional cometerían una grave falta política y moral si prestan su apoyo a estas medidas que propone González Macchi con el único propósito de financiar los dispendios de su régimen, que no han aportado beneficio alguno a los habitantes del Paraguay.

    

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