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Voto castigo

Enrique Vargas Peña

04 de mayo de 2000

   

  El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) exige el voto castigo de la ciudadanía al régimen que preside el senador Luis González Macchi por haber sido un gobierno incapaz de articular la unidad nacional y de cumplir con el programa aprobado por los partidos políticos.

Esto se resume esencialmente, según el director de Organización del PLRA, Juan Carlos Ramírez Montalbetti, (ABC Color, martes 2 de mayo, página 4), en que el partido Colorado “falló” al no entregar la vicepresidencia de la República a un liberal.

         Pocas dudas cabían ya sobre la calidad de la dirigencia del PLRA para que fuera necesaria una nueva comprobación como la realizada por el senador Ramírez Montalbetti, que viene a exponer en toda su lúgubre sordidez la chatura intelectual, la elasticidad moral y la altanería sin sustento con que actúa este grupo.

         No se trata de cualquier grupo. No.

         Se trata de una oligarquía, que tiene incorporaciones recientes, que desde 1967 se declara a sí misma como “reserva moral de la nación”, que ha descalificado cualquier iniciativa que no fuera suya para sacar al país del atolladero y que, invitada a compartir el poder, no dudó en arrasar con el orden jurídico para consolidar su nueva situación.

         Esta dirigencia, que no ha tenido fracturas en esa conducta que se señala, que ha sido unánime en su comportamiento político, ha avalado cosas inverosímiles, extremos tales como el reconocimiento de que el gobierno puede violar los derechos humanos si alega excusa administrativa (Doctrina Paciello de diciembre de 1997) o que el Congreso puede litigar, cosas que, además de otras en las que también tuvo participación decisiva, terminaron por destruir la transición paraguaya a la democracia.

           Esta dirigencia es la que exige el voto castigo para un gobierno que ayudó como pocos a construir y consolidar; esta dirigencia es la que viene a decir que ella hará ahora los cambios que no quiso hacer desde 1995 en adelante que es desde cuando estuvo claramente en posición de impulsarlos; esta dirigencia es la que pide a esta sociedad estafada un nuevo crédito.

         La dirigencia del PLRA pudo votar a favor del pueblo en la crisis financiera, pero resolvió apoyar el pago de las cuentas de los banqueros; ella pudo estar con la justicia en el proceso a Lino Oviedo, pero prefirió la amistad de Wasmosy; ella pudo consolidar la democracia después del 10 de mayo de 1998, pero decidió imponer al país la crisis política perenne con la ley anti indulto y las demás barbaridades que siguieron.

         Es claro que el gobierno merece un voto castigo de parte de la ciudadanía el 13 de agosto, pero es más claro aún que ese voto castigo alcanzará también a la dirigencia del PLRA, parte indisoluble y fundacional de este régimen que agobia al Paraguay.

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