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Zola, Dreyfus y Oviedo

Enrique Vargas Peña

El caso Dreyfus (1896-1906) determinó la caída final de la Iglesia Católica como poder significativo en Francia y la muerte de los partidos de la derecha reaccionaria, que terminaron abrazados, con Charles Maurras (1868-1952), al fascismo, ese engendro católico que el régimen paraguayo practica.

También determinó, a plazo poco mayor, la caída de la Tercera República (1870-1940), que no pudo sobrevivir demasiado tiempo a la quiebra moral de su Poder Judicial, aunque pudo todavía enfrentar el desafío de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Alfred Dreyfus (1859-1935) era un capitán judío del ejército francés que fue falsamente acusado por las autoridades militares de su país de espionaje a favor de Alemania.

La acusación fue sostenida por la Iglesia y los partidos de la derecha católica francesa, por los jueces del Poder Judicial y por el gobierno. Dreyfus fue condenado, enviado a la Isla del Diablo, célebre prisión francesa de la Guayana, donde debía morir en el más completo descrédito.

Pero algo no estaba bien en el proceso, a pesar de que tanta gente aparentemente respetable daba el caso por cerrado.

Después de muchas investigaciones periodísticas, Emile Zola (1840-1902), denunció la manipulación política del proceso en una carta que se hizo mundialmente famosa "J'accusse" (13 de enero de 1898), en el diario "L'Aurore" en la que desenmascaró la trama urdida para hundir a Dreyfus, sin otra razón aparente que el odio que tradicionalmente sienten los católicos por los judíos, en la que estaban envueltos los generales, los obispos, los políticos, los jueces, la "gente bien", en fin, de la Francia de esa época.

Como dice Alberto Vargas Peña en el otro artículo de la edición del día de Paraguay Ahora, si Pepa Kostianovsky hubiera vivido en esos días, hubiera metido en la cárcel a Emile Zola y Dreyfus hubiera muerto en la Guayana.

Pero, por suerte para Francia, Kostianovsky no ejecutaba allí la tarea represiva que realiza aquí.

Ni estaban los que, como el director de Ultima Hora, Juan Andrés Cardozo, , alientan, justifican y apañan esa tarea (Ultima Hora, nro. 9.322, del 03/01/00, pág. 4).

Una Francia nueva, laica, liberal, sin compromisos corporativos, representada por Zola, Anatole France (1844-1924) y otros, se estaba gestando y la gente decente pudo remontar la sima, pues no estaba dispuesta a cargar sobre su conciencia con una instrumentación judicial que pudiera significar la condena errónea de un inocente.

Por suerte para Francia, al contrario que en el Paraguay, allí había todavía elecciones, y en las que se celebraron inmediatamente después del caso (22 de mayo de 1899), gracias a Zola, los partidos de la derecha católica fueron barridos del mapa electoral por un pueblo asqueado de tanto prevaricato, para no recuperarse nunca, nunca, nunca, hiriendo de muerte a un régimen podrido.

El proceso de Dreyfus fue revisado. Se encontró al verdadero culpable del espionaje. Se encontraron las evidencias del prevaricato de los jueces, obispos, políticos y generales. Se hizo justicia.

Dreyfus fue rehabilitado, se le restauraron todos sus derechos. Un inocente fue salvado de la injusticia.

Lo que Pepa Kostianovsky pretende evitar al denunciar a los periodistas que hablen con Oviedo es la discusión sobre los procesos aberrantes sobre los que se construyó la dictadura de Marzo, y sobre la corrupción que esa dictadura apaña, corrupción reconocida ahora incluso por su aparato propagandístico (Noticias, nro. 5.620, del 30/12/99, tapa). Kostianovsky quiere amordazar, no a Oviedo, sino a la gente decente del Paraguay.