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El cinismo presidencial

Enrique Vargas Peña

El presidente de la República, Luis González Macchi, ha tenido la desafortunada idea reconocer, en un acto realizado el domingo 31 de octubre en la ciudad de Encarnación que el Partido Colorado no ha sido democratizado, cosa que puede ver hasta el más negado de los paraguayos.

En la misma ocasión y en el mismo discurso, ha dicho también que él, González Macchi, y la fuerza que representa, los seguidores del asesinado vicepresidente Argaña, son la verdadera apertura democrática del Partido Colorado.

Esto debe ser la compulsión del régimen por tratar a todos los paraguayos como idiotas incapaces de recordar los acontecimientos de los últimos seis meses.

El régimen de González Macchi, surgió del pronunciamiento militar de las nueve de la mañana del 28 de marzo de 1999 del III Cuerpo de Ejército del general Garrigoza.

No se debe al consentimiento del pueblo y el único apoyo popular que recibió fue el de los cuatrocientos o quinientos miembros de las milicias católicas dirigidas por el sacerdote jesuita Francisco de Paula Oliva presentes en la plaza del Congreso desde el 23 de marzo de 1999.

Lo primero que hizo el régimen de González Macchi, apenas instalado, fue suprimir las elecciones ordenadas por la Constitución de 1992 para elegir al presidente de la República, con el auxilio de la Corte Suprema de Justicia, entidad totalmente sometida al poder político.

Su siguiente acto fue suprimir las elecciones internas de su partido, el partido Colorado, cuyas autoridades tenían el mandato fenecido desde abril de 1999, con el auxilio de una Justicia Electoral cuyos dos principales miembros habían sido obligados a renunciar.

Desde el 28 de marzo en adelante, con la excusa de las investigaciones del asesinato del vicepresidente Argaña, toda oposición fue desarticulada, perseguida. Senadores, diputados, intendentes municipales, gobernadores departamentales están en la cárcel en base a denuncias de testigos falsos, cuya falsedad reconoce ahora el propio régimen sin que la genuflexa administración judicial se digne a rectificar las órdenes de prisión con las que satisfizo al régimen.

La prensa crítica es hostigada. Dos periodistas fueron despedidos de los medios en que trabajaban por oponerse al régimen. Cuatro fueron encarcelados. Ocho querellas fueron instrumentadas contra otro.

El régimen de González Macchi es una dictadura, legitimada solamente por el apoyo de Brasil, de Estados Unidos y de la Iglesia Católica.

González Macchi no tiene derecho a hablar de democracia. Su régimen ha hecho todo lo que era imaginable hacer para destruir la transición paraguaya a la democracia.