En
tren de tratar de controlar el déficit fiscal, el gobierno remitió al
Congreso un proyecto de presupuesto que, según informes de prensa,
reduce en un veinte por ciento los recursos destinados a las inversiones
físicas.
La
inversión pública es crónicamente exigua en el Paraguay, donde se
encuentra constreñida por los gastos de personal desde tiempo
inmemorial, pero la situación se ha agudizado notablemente desde el
advenimiento de la transición a la democracia y, especialmente, desde
marzo de 1999.
El
país se encuentra, consecuentemente, ante un sostenido proceso de
deterioro, no ya de estancamiento sino de deterioro, de su
infraestructura básica, lo que se agrava por el crecimiento relativo de
la comunidad de naciones con las que convive.
En
síntesis, el Paraguay es cada vez menos capaz de hacer frente a los
desafíos de la nueva economía, o de la vieja, y está quedando muy
rezagado.
La
falta de inversión pública no sería un problema mayor si no
existieran impedimentos de todas clases para la inversión privada en
campos generalmente atendidos por el sector público, entre los que el más
importante es, tal vez, la corrupción que impide la concurrencia de los
interesados.
Porfirio
Cristaldo expuso, días pasados, en ABC, la notable experiencia
registrada en Somalía, un país que quedó directamente sin Estado como
consecuencia de la guerra civil. El sector privado asumió pronto y bien
numerosas tareas antes impedidas por el gobierno y tampoco realizadas
por él.
Pero
en Paraguay hay Estado y el gobierno ha decidido profundizar la
tendencia a la desinversión. Es otro síntoma de la falta de una
orientación política renovada, de la persistencia en un esquema, el
diseñado por Alfredo Stroessner, que funciona en base a dos motores que
en este momento son, simplemente, cosa del pasado: el gran crédito
externo y el autoritarismo.
Las
consecuencias del presupuesto de 2001, entonces, sin considerar que él
mismo es un instrumento escasamente respetado en el marco del desorden
que va ocupando todos los espacios de la vida nacional, no serán las
que se esperaban y necesitaban.
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