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Voto nulo

Enrique Vargas Peña

01 de agosto de 2000

       

Los asalariados del ex presidente de la Republica, Juan Carlos Wasmosy, desde los que tiene en las distintas fuerzas políticas hasta los que trabajan para él en la prensa, están alentando al electorado a votar nulo o blanco en las elecciones del 13 de agosto.

        A estos acompaña, como siempre, la nomenclatura stronista, esa especie de clase media conformada por parásitos del Estado que desea aparecer como independiente mientras actúa en beneficio de quienes les aseguran ingresos.

        El voto nulo o blanco beneficia exclusivamente al candidato del régimen, Félix Argaña. No castiga a los dos candidatos como dicen los que lo propugnan, no porque se trate de un voto realmente independiente que sería "naturalmente" simpatizante de los liberales de Yoyito Franco, sino porque con él pretenden desalentar a los colorados descontentos que votarán por este último candidato.

        La cuestión es sencilla: los simpatizantes del partido Colorado son mayoría en el Paraguay desde hace bastante tiempo y esta es la segunda elección a la que el grupo llega fracturado (la primera vez fue en 1992). La fuerza interna más importante de la Asociación Nacional Republicana, la Unión Nacional de Colorados Eticos que lidera el general Lino Oviedo, ha resuelto apoyar al candidato liberal.

        Esta resolución, que recién ahora tomó estado público y caracter oficial, se sentía como un amplio clamor de las bases oviedistas desde la fecha misma en que fueron convocadas las elecciones para la vice presidencia de la República.

        Los analistas que sirven a Wasmosy, así como cualquier observador medianamente interiorizado de la realidad nacional, sabían que este clamor, sordo al principio pero cada vez más decidido, se convertiría finalmente en un voto castigo contra el régimen.

        A este electorado es que se dirigen los que llaman al voto nulo o blanco. Para disminuir su fuerza, para empequeñecer el nivel de la repulsa que puede recibir el régimen.

        El voto nulo o blanco, pues, será un formidable instrumento en manos de los Argaña y Wasmosy para mantenerse en el poder y mantener maniatado a ese setenta o más por ciento de la población que se encuentra descontento con la manera en que estos señores están destruyendo al país.

        Los ciudadanos que están descontentos deben reflexionar muy bien antes de rendirse a las falacias con las que se alienta el voto nulo o blanco. Si quieren castigar realmente el régimen, si quieren hacerle sentir el descontento, deben votar decididamente en contra de Félix Argaña y no desperdiciar su voto en opciones que no pueden producir por sí mismas ningún cambio. 

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