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La rebelión de los presos

Alberto Vargas Peña (F. Libertad) 

26 de julio de 2001

 

El último episodio ocurrido en el "Panchito Lopez", penitenciaría para delincuentes juveniles, demuestra en forma dolorosa, y descarnada, la situación penitenciaria paraguaya. Las cárceles paraguayas son, no la antesala del infierno sino el infierno en sí, y probablemente más terrible que esa ficción medieval.

             Suciedad, hacinamiento, promiscuidad, vicio, drogas y mal trato son las características sistemáticas de los recintos penitenciarios paraguayos, donde los delincuentes son vejados y torturados, no solamente por los desalmados que ofician de guardias sino por el entorno mismo. Vivir en esos pabellones y celdas es la peor tortura que pueda sufrir un ser humano.

            Se dice que la falta de presupuesto es la responsable de esta aberración que deshonra a los paraguayos en su conjunto, porque la permiten, pero no es verdad. En el Ministerio de Justicia, desde hace décadas, se junta dinero para la reforma penitenciaria, y se calcula que debería haber disponibles unos cien millones de dólares, que, por supuesto, ya no están. El crecimiento milagroso del patrimonio de funcionarios que no ganan mensualmente ni siquiera mil dólares indica por que las cárceles paraguayas siguen siendo lo que son.

            La realidad es que pocas personas se preocupan del estado de las cárceles: Familiares de presos, y unas pocas dedicadas, por altruismo, a aliviar la desesperante situación de los presos. Algún sacerdote, como el padre - él se merece el título - De la Vega y prácticamente nadie más. Todos cierran los ojos, nadie quiere pensar, y los responsables roban con una impunidad casi absoluta, porque de la situación de los presos nadie quiere hablar. En todo caso la mayoría piensa que se merecen lo que tienen.

            En las cárceles paraguayas se mezclan los detenidos y procesados con los condenados, que son los menos, sufriendo los mismos terribles vejámenes y las mismas humillaciones. ¿Quien es el principal responsable? El Ministro de Justicia, por supuesto. A su cargo están las penitenciarías y es quien recauda los fondos. Pero el actual Ministro de Justicia del usurpador no es el único culpable sino el último de una larga cadena. Las cárceles paraguayas son lo que son, desde hace mucho tiempo atrás. Se puede afirmar que desde la época de la Colonia los presos en el Paraguay viven en el infierno. Y también se puede afirmar y demostrar, que en la Isla del Diablo se vivía mejor.

            Dentro de este panorama no es extraño que los presos se rebelen y prefieran cualquier cosa a seguir en el penal. Lo milagroso es que no haya habido rebeliones más frecuentes y mas graves. Lo que se puede adelantar es que si las condiciones no cambian, se producirán sucesos mucho más tristes.

            Es hora de hablar del sistema penitenciario y hacer algo para modificarlo. Creo que ya no se debe ocultar la cabeza en el hoyo, porque la vergüenza del sistema penitenciario paraguayo nos alcanza a todos. 

    

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